Rafael Martínez Rodríguez
La canasta básica en el terreno económico, hace referencia al conjunto de productos y servicios considerados esenciales para la subsistencia y bienestar de los miembros de una familia, misma que conforme al salario mínimo vigente, deberá ajustar para la compra de los productos básicos.
Desde el año pasado el Presidente de la República retiro de la canasta básica el alimento que consumen el 98.6% de los hogares mexicanos, la tortilla, misma que a partir de ello se ha incrementado sin freno su precio, llegando en algunos lugares a venderse hasta en $35 pesos por kilo.
La política económica que adopta este gobierno es incoherente con su discurso de apoyo al campo, puesto que saca de la canasta básica la tortilla de maíz y deja a la tortilla de harina como alimento básico para los mexicanos, misma que incentiva la importación de harinas refinadas para su elaboración y hace poco competitivo al campo mexicano.
Este gobierno se ha caracterizado por generar problemas amañados con soluciones populares que obedecen a intereses capitalistas, aunque el presidente diga una y otra vez que el neoliberalismo hace tanto daño al sistema económico del país, él mismo tomó la decisión de sacar la tortilla de la canasta básica para que se incrementen los precios de la misma y, poder doblegar la soberanía mexicana al tener que importar maíz transgénico de los estados unidos, mismo maíz que desde sexenios anteriores se habían negado a importar por su comprobado daño a la salud humana por contener proteína bt y glifosato; esta medida de importar maíz genéticamente modificado trae consigo un desplome a la baja del precio del maíz, mismo que será aplaudido por los mexicanos desinformados y traerá consigo una victoria económica para el presidente, “matando dos pájaros de un tiro”, por un lado, soluciona el problema que él mismo creo y baja el precio de la tortilla, ganando popularidad por crear problemas al bolsillo mexicano y después “solucionarlo”; por otro lado, refuerza las buenas relaciones con nuestro vecino del norte y de paso se lleva una jugosa propina por parte de los productores norteamericanos que han luchado años por introducir maíz transgénico a nuestro país.
El incremento al precio de la tortilla es una forma despreciativa que hace él presidente para con los mexicanos, puesto que al ser un alimento que esta en casi el 100% de los hogares, es a las familias con pobreza a las que les impacta de manera directa esta decisión y serán estas mismas familias las primeras consumidoras del maíz genéticamente modificado. Es una problemática que si no se revierte, desencadenara muchos problemas de salud para el ya saturado sistema de salubridad tan precario que tiene nuestro país, por lo que al acercarse las elecciones, debemos considerar que clase de política económica va a plantear cada partido político y que rumbo trazara para la canasta básica de la cual dependen más de 55 millones de pobres que existen en nuestro país.
Termino con una frase de Abraham Lincoln: “Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”.
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