Salvador Mateo
Al quedarse
atascado en el lodo el vehículo en que viajaba el presidente Andrés
Manuel López Obrador quedó evidenciado que el mandatario no quiso
llegar a acapulco, guerrero, no quería llegar a afrontar la más
grande de las tragedias naturales de su sexenio. Tal y como han
señalado algunos comunicadores, no quiso ver personalmente la
magnitud del desastre provocado por el paso del Huracán “Otis”.
Esta es la innegable realidad, tomando en cuenta que la Secretaría
de la Defensa Nacional (Sedena) cuenta con vehículos todo terreno,
además de helicópteros, pero, pese a tenerlos a su disposición,
AMLO no se subió a ninguno de ellos.
Ante la magnitud de la
tragedia que afronta el pueblo guerrerense, los mexicanos no podemos
caer en el juego de López Obrador, cuando argumenta que “Otis”
fue un fenómeno extraordinario y manda a sus críticos que pregunten
a los centros de control de huracanes. Esta argumentación es parte
de su estrategia de gobierno de echarle la culpa de todos sus
fracasos a gobiernos anteriores, y ahora culpa de todos los estragos
a la naturaleza.
Lideres de opinión coinciden, en que AMLO
busca a toda costa evadir su responsabilidad, mientras está a la
vista de todo México y el mundo el dolor de las víctimas de los
huracanes, debido que en 2020 la Cuarta Transformación eliminó los
recursos del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) y ahora
los mexicanos están desprotegidos ante los desastres por el cambio
climático.
Contrario al discurso consolador del presidente de
que “Otis” afortunadamente no dejó “tantas” muertes, pues
nada más fueron 27, la prensa da cuenta de que se siguen encontrando
cadáveres en el puerto de Acapulco. Se habla de 50 muertes, es decir
van casi el doble del número que maneja AMLO en sus mañaneras.
Además, familias de pescadores señalan que había decenas de
personas en el puerto cuando el huracán impactó, por lo que el
número de víctimas pueden ser más.
Tampoco es de digno de
aplaudir la afirmación de los cuatroteistas de que siguen los fondos
del Fonden y están disponibles 18 mil millones de pesos para atender
la emergencia. Especialistas estiman que los daños generados por el
Huracán “Otis” alcanzan los 15.000 millones de dólares, una
cifra que rebasa los recursos públicos disponibles en los fondos
gubernamentales para atender desastres.
Hoy más que nunca los
mexicanos deben indignarse ante la inacción del gobierno federal y
exigir soluciones. Al momento de escribir estas líneas, a casi un
mes del paso del Huracán “Lidia” por las costas de Jalisco, sin
considerar daños en la agricultura e infraestructura carretera, las
familias de las 3 mil 464 viviendas que resultaron con algún tipo de
daño material, ya sea parcial, total o pérdidas en los techos,
además, 2 mil 223 casas tuvieron afectaciones a menaje, hasta el
momento no han visto apoyo federal.
Por otra parte. Debido a la
poca lluvia ha ocasionado que el agua captada por las presas de
Jalisco sea menor que la registrada el año pasado. De acuerdo con
datos estadísticos del Sistema Nacional de Información del Agua,
mientras que al 20 de octubre de 2022 se tenían ocho mil 136
hectómetros cúbicos de agua, captados por las 24 presas más
importantes de Jalisco sumando un llenado de agua de 76 por ciento,
hasta estos momentos suman apenas seis mil 046 hectómetros cúbicos,
alcanzando apenas un 56 por ciento del total de la capacidad de los
cuerpos de agua, con lo cual se prevé una severa sequía en 2024 que
traerá problemas en la agricultura y en el suministro de agua en los
hogares jaliscienses.
El pueblo de México no puede resignarse a
seguir siendo víctimas por sismos, huracanes, inundaciones y
sequias. No se trata de culpar al gobierno lopezobradorista de los
desastres naturales, pero si es absolutamente responsable de haber
eliminado el fondo que fue creado para afrontar oportunamente las
emergencias y haberlo destinado obras inútiles como el Tren Maya.
Las tragedias como las de “Lidia” y “Otis” que acaban
de sufrir los mexicanos no podrán ser resueltas solamente con
despensas, enseres domésticos o unas cuantas laminas como pretende
López Obrador. De acuerdo con analistas serios, esta política es
asistencialista y sumamente grave, sobre todo porque la Cuarta
Transformación ante los desastres, privilegia intervenciones
asistencialistas militarizadas con esto las instituciones civiles se
vuelven dependientes de las fuerzas armadas, que no tienen capacidad
de recuperación y reconstrucción, solo de emergencia.
El
Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, advierte que
huracanes como “Otis” se volverán más frecuentes por el cambio
Climático. El Huracán “Otis· es el más reciente de una serie de
desastres climáticos, desde huracanes hasta inundaciones, avivados
por el aumento de la temperatura de los océanos a niveles récord,
que también traerán sequias severas. Frente a esta amenaza, los
mexicanos sobre todo los más vulnerables deben informarse y darse
cuenta de que en nuestro país están encendidas las alarmas y urge
un fondo para desastres naturales que sea suficiente, autónomo e
independiente de la voluntad presidencial. El pueblo de México tiene
la última palabra.
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