Brasil Acosta Peña*
Este
gobierno, en su afán de conquistar electoralmente las voluntades de
las masas, ha decidido darle dinero vía las tarjetas del
“bienestar”. Mucha gente, que antes no había recibido ningún
programa que le diera dinero de manera directa, sea porque no
calificaba para los programas de los gobiernos anteriores, o sea
porque no pertenecía al sector de los pobres más pobres, ahora está
recibiendo dinero. He sabido de casos de gente que definitivamente no
necesita el apoyo por tener dinero, pero solo por contar con 65 años
cumplidos o más, con ello cumplía el requisito. Un secretario de
estado me mostró su tarjeta del bienestar, quien evidentemente no
necesitaba el apoyo, pero le llegó; la madre de un conocido de clase
acomodada también recibió su apoyo y, como dicen, a quién le dan
pan que llore.
Ya lo hemos dicho en otros artículos, un tío
mío que vive en Estados Unidos, pero tiene domicilio y credencial de
elector en México, al preguntarle con qué partido político
simpatiza, dijo de inmediato que él era “morenista”; sin
embargo, cuando le cuestioné que cuál es la ideología de Morena,
sus principios, su plataforma y cuál es su proyecto de país,
respondió que no sabía. Entonces, ¿por qué dices ser morenista? A
lo cual dijo: porque me da mi tarjeta del bienestar. De esta suerte,
muchos son “morenistas”, pero solo por interés, porque les dan
dinero. No reflexionan sobre los principios, el proyecto de nación o
el futuro de la patria, solo ven el muy corto plazo y no ven más
allá.
Esto, repito, es peligroso, pues se avala con esa
actitud todo lo mal que se está haciendo con las políticas del
país: lo mal que va la salud, lo mal que va la cuestión de
seguridad, los retrasos tan grandes que se observan en materia de
infraestructura escolar y la mala calidad educativa derivada de una
anarquía en el proceso de aprendizaje y enseñanza; los problemas
con el incremento de migrantes en el país; el impuesto negro al que
ya nos referimos en otro artículo, y que consiste en cobrar piso a
los productores o distribuidores de productos por parte del crimen
organizado, con lo cual se incrementan los precios de los productos,
pero sucede en México con total impunidad; la falta de apoyo a los
niños con cáncer, o a las madres por quitarles las guarderías
infantiles, o los refugios para mujeres violentadas, etc.
Como
se ve, lo que le preocupa a este gobierno no es el equilibrio y la
inteligencia en el gasto público, lo que en realidad le interesa es
tener dinero para distribuirlo de tal suerte que así se conquisten
votos y tener una base electoral en 2024 que les garantice ganar la
elección, a eso le apuestan. Así se explica que, nuevamente, se
incremente el presupuesto destinado a programas sociales: por
ejemplo, se habla de un incremento del 25% en la Pensión para
Adultos Mayores. El Instituto Mexicano para la Competitividad, IMCO,
señala que, en comparación con 2022, a 2023 “se planea una
asignación de 865 mil 227 mdp para programas sociales, lo que
representa un aumento de 18.8% en términos reales, en comparación
con lo aprobado para 2022. 58.5% de dicho presupuesto será destinado
a ocho programas sociales prioritarios”. Para 2024 nuevamente se
plantea un incremento de los programas sociales: el IMCO señala “El
total de pensiones y jubilaciones consideradas en los ramos de
Aportaciones a Seguridad Social, aunadas a las pensiones a cargo de
la Secretaría del Bienestar (pensiones contributivas y no
contributivas), alcanzarían un monto de un billón 945 mil millones
de pesos, aproximadamente 52% del total del gasto en desarrollo
social y 22% del gasto neto total previsto para 2024”. Para la
Secretaría del Bienestar se tiene un presupuesto contemplado de 543
mil 933 millones de pesos, superior a los 434 mil 535 millones en 109
mil 398, lo que representa un incremento del 25% anunciado. Las
pensiones para personas adultas mayores, observarán un incremento
del 30.8% al pasar de 355 mil 630 millones de pesos a 465 mil 049,
109 mil 419 millones de pesos, señala el IMCO.
La pregunta
obligada es: ¿de dónde van a sacar los recursos para poder pagar
los programas y estos incrementos? La pregunta vale porque en los
primeros años este gobierno echó mano, primero, de los fondos de
estabilización de los recursos presupuestarios, luego se lanzaron
contra los más de 90 fideicomisos destinados a la ciencia y
desaparecieron el famoso Fonden, fondo destinado a los desastres
naturales. Pues bien, como estos fondos ya no están, entonces, queda
la deuda pública. Este gobierno ha dicho que no se endeudaría, pero
ha incumplido con su promesa. Este nuevo presupuesto 2024 contempla,
aunque no se diga públicamente, deuda.
La ex diputada
Verónica Juárez Piña señala en su artículo Presupuesto 2024:
endeudamiento, compra del voto y militarismo, que “López Obrador
no solo propone un endeudamiento sin precedentes, equivalente al 5.4%
del Producto Interno Bruto (PIB), sin que sea destinado a
infraestructura, como señala la ley, sino que sacrifica sectores
prioritarios para el desarrollo del país, así como programas
indispensables en materia de derechos humanos, contraviniendo el
principio de progresividad de los derechos humanos”.
Este
endeudamiento lo pagarán las clases trabajadoras mexicanas quienes,
finalmente, tendrán que darle un apretón adicional al cinturón,
como en los peores tiempos neoliberales. Lo peor es que en el corto
plazo la gente no aprecia las consecuencias posteriores de estas
medidas, no aprecia que este gobierno ya se va y nos dejará con las
deudas y con todos los problemas arriba descritos. Por lo mismo,
deben los mexicanos aprender a descubrir que no basta otorgar con su
voto la confianza a uno u otro partido político, y dejar que ellos
hagan y deshagan con las finanzas públicas lo que quieran, pues el
resultado es el mismo: más pobreza, menos empleos, más dificultades
económicas, más violencia y lejos de alcanzar los ideales de “cero
corrupción” y de “primero los pobres por el bien de todos”,
estamos en un camino hacia el fracaso de la 4T.
La vía
democrática para alcanzar el poder ha mostrado que es una opción
que tiene el pueblo de México a su alcance; sin embargo, la realidad
demuestra que no basta con lograr tener el poder en nombre del
pueblo, si las clases trabajadoras no hacen parte efectiva en el
poder y en la toma de decisiones. Entonces, gobernar en nombre del
pueblo no basta y el pueblo lo debe saber. Para que las políticas
públicas sirvan a los trabajadores de México, deben los
trabajadores mexicanos organizarse, educarse, formar partido, luchar
por el poder y gobernar. Vendrá una etapa inicial de dificultades,
pero la sensatez y la defensa del gobierno nacido del pueblo serán
las claves necesarias, para lograr construir una sociedad más justa,
más equitativa, más progresista, desarrollada y mejor.
*Diputado federal.
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