Continuamos haciendo nuestro inventario
personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos
inmediatamente…
—Doce pasos y doce tradiciones, p.
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El axioma espiritual mencionado en el Décimo
Paso —“cada vez que estamos perturbados, no importa cuál sea la
causa, hay algo mal en nosotros”— me dice también que no hay
excepciones. Por muy irrazonables que otros me parezcan, yo soy
responsable de no reaccionar negativamente.
Ocurra lo
que ocurra a mi alrededor, yo siempre tengo la prerrogativa y la
responsabilidad de decidir lo que ocurre dentro de mí. Yo soy el
creador de mi propia realidad. Cuando hago mi inventario diario, sé
que debo dejar de juzgar a otros. Si juzgo a otros, probablemente
estoy juzgándome a mí mismo. Quien más me fastidia, es mi mejor
maestro. Tengo mucho que aprender de él o de ella y, en mi corazón,
yo debo agradecérselo.
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