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domingo, 1 de octubre de 2023

Ayotzinapa

 


Salvador Encarnación


Se cumplieron nueve años de la desaparición de los cuarenta y tres alumnos de la normal de Ayotzinapa (aquella dolorosa y larga noche) y tal parece que ese delito no tendrá culpable. Kilómetros han caminado sus dolientes: padres, amigos y sociedad en general, primero exigiendo su presencia: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! Y ahora al menos el saber en dónde están para tener un sitio a dónde ir a llorarles. Aunque allá, en el fondo del corazón de sus padres, sigue encendida la llama de la esperanza por encontrarlos con vida.




Inepto fue el gobierno peñista en la solución de este delito. Desde la ofensiva "verdad histórica" con la que quisieron iniciar el cierre del caso hasta la utilización de "darle largas" para provocar el lento olvido. Todo ha sido en vano. La herida sigue porque está ausente el medicamento que la cura: la justicia.


Pasada aquella noche del 26 de septiembre, días después surgió el grito de: ¡Vivos se los llevaron. Vivos los queremos! Algo se presentía en el ambiente. Ni aquí ni allá estaba los estudiantes. Y las marchas empezaron a surgir. Pero fue el domingo 5 de octubre de 2014 cuando la prensa informó: encontraron en Iguala cadáveres en fosas clandestinas. El presentimiento se volvió horror desde esa fecha.





Ahora, nueve años después, el gobierno de López Obrador sigue buscando las piezas de ese rompecabezas que hicieron para ocultar la verdad y a los culpables. Hubo instantes de gran esperanza para encontrar la justicia. Uno de ellos en el cierre de campaña de AMLO. Eugenia León cantó su versión juarista ahí en el estadio Azteca. Entre los versos, entonó: "Paloma empieza/ una nueva etapa/ se hará justicia/ en Ayotzinapa…" Han pasado más de cinco años desde aquel canto, y las piezas que completan el cuadro de la justicia siguen dispersas. "Las palabras vuelan (Verba volant) dijo Cayo Tito al senado romano. La vox populi la apropió como "Las palabras se las lleva el viento". Como fuere, la palabra justicia para los cuarenta y tres, sigue viva y presente.  


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