Fernando G. Castolo*
El censo arroja más de mil defunciones en menos de un año. La Junta de Sanidad se manejó de forma muy estricta y varios alimentos salieron del mercado, aunado a que se exigió la higienización de casas y calles, a fin de disminuir las consecuencias de la epidemia. Por fortuna, la enfermedad cesó.
Sin embargo, en el año de 1850 un nuevo brote de Cólera Morbus amenazó a la población. Entonces se pensó en solicitar el auxilio divino a través de una milagrosa imagen que se veneraba en Tamazula. La Virgen del Sagrario escuchó los ruegos en la región e inició sus romerías. A su venida a Zapotlán se interpretó que el nuevo brote no tuvo los efectos del de 1833, y todo gracias a la diminuta advocación Mariana.
Desde entonces, se tiene por costumbre traer a la Virgen del Sagrario de Tamazula, visitando parroquias y barrios y, aunque la devoción a esta representación de la madre de Dios ya no es tan multitudinaria, pequeños grupos de feligreses siguen promoviendo su presencia en esta antigua Zapotlán el Grande.
La Virgen del Sagrario es fuente conciliadora de todas las manifestaciones de fe que se le prodigan donde quiera que irradia con sus bendiciones. Esa Reina es la que guía a los hombres; es la Reina del Cielo; es la Virgen María.
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