Si hemos de recibir otros dones,
es necesario perseverar en el despertar.
— Como lo ve
Bill, p. 8
La sobriedad llena el doloroso “vacío del
alma” que ocasionó mi alcoholismo. A menudo, me siento tan bien
físicamente que me parece que mi trabajo ha terminado. Sin embargo,
la alegría no es sólo la ausencia de dolor; es el don de un
continuo despertar espiritual. La alegría viene de un estudio
progresivo y activo, así como de la aplicación de los principios de
recuperación en mi vida diaria y de compartir esa experiencia con
otros.
Mi Poder Superior me presenta muchas
oportunidades para un más profundo despertar espiritual. No tengo
que hacer más que poner en mi recuperación la disposición para
crecer. Hoy, estoy listo para crecer.
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