La fe, sin duda, es necesaria, pero la fe
por sí sola de nada sirve. Es posible tener fe y, al mismo tiempo,
negar la entrada de Dios en nuestra vida.
— Doce Pasos y
Doce Tradiciones, p. 32
Cuando niño, continuamente ponía
en duda la existencia de Dios. Para un “pensador científico”
como yo, ninguna respuesta soportaba una disección completa, hasta
que una dama muy paciente me dijo finalmente, “Tú tienes que tener
fe”. Con estas simples palabras se sembraron las semillas de mi
recuperación. Hoy en día, según practico mi recuperación —
cortando las malas hierbas del alcoholismo— lentamente voy dejando
que esas primeras semillas de fe crezcan y florezcan. Cada día de mi
recuperación, de jardinería apasionada, se integra más en mi vida
el Poder Superior de mi entendimiento.
Mi Dios ha estado
siempre conmigo a través de mi fe, pero es mi responsabilidad tener
la disposición de aceptar Su presencia. Le pido a Dios que me
conceda estar dispuesto a hacer Su voluntad.
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