“El
inventario moral es un análisis objetivo de los daños que sufrimos
durante la vida y un esfuerzo sincero para considerarlos desde una
perspectiva honesta. Esto tiene el resultado de sacar de nuestro
interior el vidrio molido, aquella sustancia emocional que todavía
nos corta y nos cohíbe”.
— Como lo ve Bill, p.
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Mi lista del Octavo Paso me arrastraba a un
torbellino de resentimientos. Después de cuatro años de sobriedad
estaba bloqueado por la negación conectada con una relación
abusiva. La disputa entre el temor y el orgullo se ablandaba según
las palabras del Paso pasaban de la cabeza al corazón. Por primera
vez en muchos años abrí mi caja de pinturas y derramé una rabia
honesta, una explosión de rojos, negros y amarillos. Lágrimas de
alegría y de alivio rodaron por mis mejillas cuando contemplé el
dibujo. En mi enfermedad yo había renunciado a mi arte, un castigo
autoinflingido mucho mayor que cualquier otro venido de afuera. En mi
recuperación me di cuenta de que el dolor de mis defectos es la
misma substancia que usa Dios para limpiar mi carácter y hacerme
libre.
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