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viernes, 18 de agosto de 2023

Marzo llega y la jacaranda florece


 

Salvador Encarnación



Marzo llega y la jacaranda florece. El morado inunda la copa y del verde sólo quedan islas por ahí perdidas. La intensidad del color depende de la hora del día: De mañana es un morado casi agua, a medio día se vuelve brillante y por la tarde es un tanto triste.



Caen las flores. Por ahí y por allá el morado cubre el piso como pequeñas gotas de vida. Generosa, la jacaranda no sólo tiñe el cielo sino también la tierra que la sustenta. Bien se puede decir que las flores, en ese afán, se caen de moradas.


Cada jacaranda es un lujo salido de la mano de Dios. Su flor es un suspiro tierno; un amor pasajero: breve, intenso, difícil de olvidar.


El jacarandá es su nombre original. Alguien la nombró jacaranda y con ello, la suavidad de la flor le ganó al árbol.





Si se pudiera me gustaría regalar un ramo de jacarandas cortadas al mediodía.


Mirar una jacaranda es caer en su hechizo. Desde ese día, por todos los caminos, aparecen iluminando más que de verde, de la vida misma.


Al caer la tarde, los pájaros llegan a la jacaranda. Cantos y revuelos se envuelven en el morado de la flor.


Para los días de marzo y abril, el cielo azul se estremece por la caricia tierna de la flor de jacaranda.





1 comentario:

  1. Recuerdo que el autor de la melodía Jacaranda en Flor la compuso y la dedicó a Liz Taylor, por el color de sus ojos.

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