Fernando G. Castolo*
Entre
1914 y 1915, por la imperiosa circunstancia de salvaguardar la integridad de
Guadalajara, el entonces gobernador Gral. Manuel M. Diéguez, decide trasladar
los poderes civiles a Ciudad Guzmán, al tiempo en que Pancho Villa se internaba
hacia el sur en persecución del mandatario estatal. Pancho Villa, en la época,
abrazaba los ideales del conservadurismo o, cuando menos, con esa bandera llegó
a la considerada segunda ciudad más importante de Jalisco. Perseguía al liberal
de Diéguez y lo que representaba: su fiel adhesión al Jefe don Venustiano
Carranza.
La
presencia de Pancho Villa en la ciudad fue temerosa. Sus tropas se posicionaron
de todos los corrales del pueblo donde, relata Juan José Arreola, no quedó
chivo, ni marrano, ni gallinas, nomás la pura desolación.
Los alimentos escasearon a grado tal que aún
se recuerda la anécdota de la famosa birria del Chingorringo, la más sabrosa
del pueblo y, por lo mismo, era muy socorrida entre los villistas. Dicen que,
así como la comida escaseó, así mismo escasearon los perros en las calles. Muy
pronto corrió el rumor, entre la población, que la birria era de perro.
Otra
anécdota que relata el historiador Esteban Cibrián es que a la tropa villista
se le escuchó por primera vez, durante su estancia en esta Ciudad Guzmán,
interpretar la famosa composición de "La Adelita", la que cantaban y
volvían a cantar en los amplios campos en que pernoctaban, a la orilla de la
ciudad, por el rumbo de la Estación. Como quiera que haya sido, el recuerdo de
Pancho Villa en Ciudad Guzmán es desalentador, dado que dejó un escenario
bastante incómodo en el recuerdo de los habitantes.
Manuel
M. Diéguez recuperó fuerzas en Manzanillo, y muy pronto restableció la capital
jalisciense. Hoy, que el Gobierno de México rinde un tributo al
"héroe" Pancho Villa, en el marco del primer centenario de su
fallecimiento, valga, pues, externar que no todo es gloria en este personaje
que, como muchos, luchó por los ideales que le eran convenientes, en los
diferentes momentos históricos de sus valientes episodios.
En
Zacatecas, por ejemplo, se le recuerda con un fastuoso monumento en el Cerro de
la Bufa, que domina la capital zacatecana... Como suele versar el adagio:
"cada quien habla según le va en la feria".
*Historiador
e investigador.
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