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lunes, 17 de julio de 2023

La fiesta que rumorea al paisaje zapotlense


 Fernando G. Castolo*

 

 

Días nublados, tardes lluviosas, noches llenas de frescura... Desde cualquier perspectiva que se quiera ver, la ciudad y su entorno invitan a degustar la silueta de su horizonte, acompañados de un buen tinto, mezcal o tequila.



La temporada de lluvias invita a regocijarse de su espléndido paisaje, donde la cumbre del Nevado con su Pastora al pie sigue siendo la belleza más admirada entre propios y extraños. Fiesta de tonalidades verdes en sus campos, refrescan la vista y la extasían de perfumados azahares que beatifican la solemnidad del valle.


La mano magnífica del Creador hace maravillas con la solariega naturaleza que envuelve con sus candores el espectáculo del cálido verano. Otra vez los mayates, las luciérnagas, los escarabajos, las mariposas, los chapulines, las hormigas invaden con su pulular los ambientes renovados que se transforman con la|s benignas lluvias.


Ansias de ver y disfrutar lo que todavía ofrece el valle de Zapotlán, a pesar de las adversidades que la han maltrecho, transformando sobremanera sus aromas multicolores. Enamorarse de esta tierra bendita que sigue cobijando los sueños de sus hijos, y que representa el motor del continúo inspirar de la aspiración.


Cuando el cielo se nubla y la tierra se empapa, es momento de cerrar los ojos y celebrar la vida en el señero suelo de este rincón geográfico llamado Zapotlán el Grande.

 

 

*Historiador e investigador.


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