Fernando
G. Castolo
Con
casi medio siglo de vida, es triste hoy en día ver las condiciones físicas que
guarda nuestro Casino Auditorio Municipal, inmueble que fue construido, en gran
medida, con las remesas económicas de los respectivos Comités de Feria, quienes
habían visualizado la vital importancia de un foro para las actividades masivas
de la comunidad.
Inaugurado
el 20 de septiembre de 1975, el Casino Auditorio se convirtió desde entonces en
el escenario de los grandes eventos de Ciudad Guzmán y la región sur del
Estado. Durante las gestiones administrativas de Eduardo Cárdenas Jiménez se
observó que el inmueble había sido rebasado en la capacidad que ofertaba;
entonces, se pensó en ampliarlo y en remodelar su infraestructura.
Esta
intervención, por desgracia, no fue del todo satisfactoria, dado que el Casino
Auditorio perdió su acústica y los espacios ampliados presentaron varios
desperfectos en los subsiguientes años.
Finalmente,
para el trienio administrativo de J. Jesús Guerrero Zúñiga, el inmueble fue
intervenido de nueva cuenta, con la intencionalidad de modernizar sus
instalaciones y dejarlo a la altura de las expectativas de nuestra, cada vez
más exigente, sociedad.
Para
poder gestionar los recursos que se le inyectarían era necesario acreditar su
posesión como parte de los bienes patrimoniales del municipio y, en ese
momento, todo pereció, puesto que el terreno en que se desplaza éste y otros
importantes inmuebles de la comuna, son propiedad del Ejido Ciudad Guzmán.
Las
demandas se suscitaron entre las partes mientras la ciudadanía pagó las
consecuencias: la imposibilidad de utilizar un inmueble que le pertenece a
todos los zapotlenses, dado que el mismo fue edificado con los apoyos
económicos de los propios vecinos, sea a través de aportaciones directas o de las
contribuciones municipales anuales de la ciudadanía en forma de impuestos.
Como
quiera que sea, es muy lastimoso observar a nuestro Casino Auditorio Municipal
en las condiciones en que se encuentra, en total abandono.
Está a un par de años de cumplir su medio
siglo y, en la memoria colectiva, nos resultan entrañables los buenos recuerdos
que guardamos sobre los momentos que disfrutamos en sus entrañas de cemento y
de cristal.
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