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viernes, 2 de junio de 2023

El "Cervantes Saavedra", el epinicio literario de Ciudad Guzmán

 


 

Fernando G. Castolo

 

El México de los años treinta del pasado siglo emergía de las cenizas dejadas por un par de acontecimientos sociales: la Revolución Mexicana y la Guerra Cristera, que habían eclipsado el entorno artístico de la nación Porfirista; entonces, después de esta pausa, las propuestas culturales toman un segundo aire renovado, con elementos que involucran la identidad de lo que se consideraba lo "nacionalista", según la convocatoria que una década antes había realizado el intelectual José Vasconcelos, siendo el arte más definitivo y trascendente el relacionado con la pintura mural, destacando como sus máximos exponentes José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Otra de las aristas artísticas de gran impacto social fue la literatura.



La propuesta más "famosa" del interior del país en la época fue "Bandera de Provincias", una edición quincenal de cultura surgida en Guadalajara, donde coincidieron escritores de la talla de Agustín Yáñez o Alfonso Gutiérrez Hermosillo. En Ciudad Guzmán también existió una efervescencia considerada como "temprana" en el ambiente cultural local; se trata de la fundación, en noviembre de 1932, del Grupo Cultural "Cervantes Saavedra", en torno del cual se reunieron importantes personajes, no necesariamente nativos y con una fuerte tendencia "liberal", requisito sin el cual no existía esa especie de catársis del pensamiento y la creación. Roberto Lemus Ochoa, Fernando Chávez Fieldens, Juan Castañeda, María Esther de la Torre, Friné Castillo Villanueva, Alfredo Velasco Cisneros, José Manuel Ponce, Esperanza Valdovinos, Luis Preciado, Francisco Valencia Arreola, María Cristina Pérez Vizcaíno y Franco Beas, entre otros, eran parte de esta generación de escritores, todos nacidos entre 1890 y 1916.





La gran mayoría de ellos expusieron sus propuestas, llenas de frescura y sensualidad, en las páginas del medio periodístico "Plus Ultra", el cual circuló entre los años de 1931 a 1934. Entonces, cuando llega al escenario la siguiente generación de escritores locales, con este interesante antecedente de ejercicio literario, logran encumbrar y reconocer la manufactura escritural de Zapotlán en los inicios de los años cincuenta; al Premio Jalisco logran acceder Roberto Espinoza Guzmán, Félix Torres Milanés, Juan José Arreola y la citada María Cristina Pérez Vizcaíno, entre 1952 y 1954. Entonces, podemos concluir que Ciudad Guzmán, la antigua Zapotlán el Grande, es una geografía donde existe una vocación literaria que cuenta con una gran tradición, y se encuentra a la altura de las épocas y los espacios determinantes en el proceso de la actual dimensión cultural, no únicamente de nuestra nación sino en el gran espectro de la universalidad...

 

*Historiador e investigador.




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