Todos los Doce Pasos de A.A. nos piden que actuemos en contra de nuestros deseos naturales... todos ellos desinflan nuestros egos. En cuanto al desinflamiento del ego, hay pocos Pasos que nos resulten más difíciles que el Quinto. Pero tal vez no hay otro Paso más necesario para lograr una sobriedad duradera y la tranquilidad de espíritu.
—
Doce Pasos y Doce Tradiciones, p. 52
Después
de poner por escrito mis defectos de carácter, no tenía deseos de hablar sobre
ellos, y decidí que era hora de dejar de llevar esta carga solo. Tenía que
confesar esos defectos a alguien más. Yo había leído —y se me había dicho— que
no podría mantenerme sobrio a menos que lo hiciera.
El
Paso Cinco me daba un sentimiento de pertenecer, de humildad y serenidad cuando
lo practicaba en mi diario vivir. Fue importante admitir mis defectos de
carácter en el orden que se presentan en el Paso Cinco: “ante Dios, ante
nosotros mismos y ante otro ser humano”. Admitirlo ante Dios prepara el terreno
para la admisión ante mí mismo y ante otra persona.
Como
lo describe la práctica del Paso, una sensación de unidad con Dios y con mi
prójimo me llevó a un lugar de descanso en donde me podía preparar para los
otros Pasos hacia una sobriedad completa y llena de significado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario