Víctor
Hugo Prado
Es
inevitable evadir temas fundamentales que aquejan al país, que, si bien no
están en la zona de influencia para resolverlos, si lo están en el de la
preocupación. Y esa preocupación hay que hacerla pública, antes de que pueda
ser demasiado tarde el retroceso. Ayer
el diario El Financiero, ponía énfasis a un pronunciamiento del Consejo
Editorial del Wall Street Journal al que éste señaló a nuestro presidente como
un “riesgo” para la democracia debido a como recurre a los militares para
cumplir su agenda. “Un método que se basa en torcer los brazos en cuartos
traseros. Cuando eso falla, llama a los militares”.
De
ello, señalan algunos eventos que han estado marcando a la agenda informativa
política y económica de los últimos días. Entre ellos, el hecho de que una
parte de la unidad ferroviaria de Ferrosur del grupo México de German Larrea
fue incautada por militares de la SEDENA, el viernes pasado, provocando una
caída estrepitosa de sus acciones lo que representan pérdidas multimillonarias
que afectan la estabilidad económica de una empresa que emplea a miles de
trabajadores.
La
columna del influyente diario norteamericano que intitularon AMLO dice que lo
que es tuyo puede ser suyo en México, señala también, las presiones que sufre
la Suprema Corte de Justicia de la Nación por haber declarado inconstitucional
el acuerdo para eximir a los grandes proyectos de infraestructura de las
evaluaciones ambientales, las normas de permisos y las solicitudes de
información, porque de lo que se trata, es, de amedrentar, doblegar y amenazar
incluso a poderes públicos, ya no digamos fácticos. Ahí está la manifestación
del gobernador de Veracruz, acompañado de simpatizantes de Morena en la que
desfilaron con féretros con la imagen de la presidenta de la Suprema Corte,
Norma Lucía Piña Hernández, durante el mitin “contra la
corrupción” en el Poder Judicial Federal frente a la sede de la SCJ,
promoviendo la apología de la violencia contra la cabeza de unos de los poderes
públicos que consagra la Constitución.
Hay
muchos temas que dan muestras y señales de un poder ejecutivo con claros rasgos
autoritarios que afectan la democracia, que ponen en jaque los equilibrios de
poderes, que pueden atentar contra las libertades, que ponen en riesgo el
sistema de partidos y con ello provocar regresiones democráticas superadas. A
nadie conviene el regreso de un sistema de partido único, de nula división de
poderes y de aniquilación de órganos autónomos como el Instituto Nacional
Electoral (INE) o el Instituto Nacional de Transparencia (INAI). A nadie
conviene un debilitamiento de la democracia. Por tanto, lo que hagamos para
evitar la violencia, la corrupción, la impunidad, la censura o el autoritarismo
debe ser bienvenido.
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