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lunes, 22 de mayo de 2023

Magisterio Mexicano, del Encomio al Agravio


 


Pedro Vargas Avalos

 

 

El reciente 15 de mayo fue conmemorado el Día del Maestro en nuestro país. Un principio reconocido, afirma que “El trabajo de un maestro necesita de esfuerzo, paciencia, dedicación, compromiso y responsabilidad para poder educar, formar y orientar a sus alumnos”, lo cual es muy cierto, y en consecuencia es más que merecido el festejo a los profesores de todos los niveles pedagógicos.



            ¿Quién de nosotros no tiene recuerdos de algún mentor? Porque, así como veneramos a nuestros padres y ascendientes en general, le dedicamos gratos recuerdos a nuestros maestros. Por ello es lógico que exista un día específico para celebrarlos. Y esa fecha se escogió en la época del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, D. Venustiano Carranza, quien desde el uno de mayo de 1917 fungió ya como presidente constitucional de la república.


            En efecto, los diputados Benito Ramírez García y Enrique Viesca Lobatón, forjaron la iniciativa para conmemorar al maestro mexicano. Y como buenos profesores, escogieron aspectos simbólicos: la toma de Querétaro por los defensores de México, (que comandaban Mariano Escobedo y Ramón Corona, sitiaban a la levítica Puebla donde estaba refugiado el seudoemperador Maximiliano y sus restos de partidarios), contra los conservadores traidores y sus aliados, los franceses invasores, ambos sostenedores de un espurio imperio que encabezó Maximiliano de Augsburgo. En ese día, -15 de mayo de 1867- tuvo estelar participación el jalisciense Ramón Corona: dice la crónica que como a las ocho de la mañana, “se presenta ante el Gral. Ramón Corona, Maximiliano con sus Grales. (Severo del) Castillo y (Tomás) Mejía, cuentan que le dice: "General aquí tiene usted mi espada, ya no soy Emperador…Si se necesita una víctima aquí estoy”. A lo que el Gral. Corona le contesta: "Es usted digno de conservar su espada como hombre valiente, pero Emperador nunca ha sido." Asimismo, le ofrece garantías en tanto llega el general en jefe, que era el Gral. Mariano Escobedo. Así se inició el episodio que culminó el 19 de junio siguiente, en el Cerro de las Campanas, con los fusilamientos del austriaco aventurero y los bravos pero traidores Miguel Miramón, y Tomás Mejía.





            El otro hecho que en muchos países se tomó en cuenta para señalar el 15 de mayo como día del maestro, fue que, en dicho mes, pero del año 1900, se había declarado patrón del magisterio al notable pedagogo franco, Juan Bautista de La Salle, cuyos ideales se hacen consistir en: Fraternidad, Servicio, Compromiso, Justicia y Fe. Esa declaratoria, ulteriormente se confirmó el 15 de mayo de 1950, cuando el Papa Pío XII lo proclamó como patrono de todos los maestros del orbe.


            El decreto del Congreso federal, aprobado el 31 de octubre gracias a la elocuencia del legislador Ciriaco Cruz López quien habló a su favor, fue  sancionado por Carranza, el 23 de noviembre de 1917, y se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 5 de diciembre de dicho año, por lo que la primera celebración se llevó a cabo en 1918, diciéndose en el mandato legal, artículo 2°, que “en todas las escuelas se organizarán ese mismo día, festividades culturales que pongan de relieve la importancia y nobleza del papel social del maestro”. Por cierto, el encargado de la secretaría de Gobernación carrancista, quien ratificó el decreto antedicho, era el exgobernador de Jalisco, Manuel Aguirre Berlanga (quien desempeñándose como Secretario de Gobierno jalisciense, había sido tres ocasiones ejecutivo en sustitución del gobernador Manuel M. Diéguez, entre los años de 1914 y 1915). Paulatinamente, la conmemoración se fue realizando a lo largo y ancho de la nación, siendo a la fecha una efeméride relevante en el calendario de festividades cívicas de todos los municipios, de las Entidades federativas y desde luego del gobierno federal.    

  

            Pero no se crea que la opinión sobre el magisterio en general son solo miel sobre obleas. Así como de los profesores de escuela se manifiestan encomios de toda índole, suelen espetárseles insultos. Y para no ir muy lejos nos referiremos a dos personajes de indudable actualidad nacional: el primer mandatario Andrés Manuel López Obrador, y su más encarnizado impugnador, el empresario o activista como se autodefine, Claudio X. González Guajardo.






            En la mañanera del reciente día 15 de mayo, dijo AMLO: “Hoy, día de nuestras maestras, maestros, además de enviarles mi más cariñosa felicitación, deseo informarles sobre los avances que estamos logrando en materia educativa porque como lo señalaba el presidente Benito Juárez, la educación es fundamental para la felicidad social”. El presidente recordó que la educación es un derecho y no un privilegio; en ese sentido, dijo que esta situación marca una especial diferencia que su gobierno tiene respecto a los anteriores.


            Tras señalar el primer magistrado, que el señor Claudio X. González fue el armador de la reforma peñista en materia educativa, que tanto combatieron los profes del país, y que ahora está derogada, precisó: “El Estado mexicano, el gobierno está obligado a garantizar la educación pública, gratuita, de calidad, en todos los niveles escolares. La educación no se puede poner al mercado como si se tratara de una mercancía para que pueda adquirirla el que tiene recursos, ni la educación ni la salud son mercancías o privilegios; son derechos de nuestro pueblo”.


            También participó la titular de Educación Pública federal, Leticia Ramírez, quien dijo que el 15 de mayo es una fecha para conocer y valorar el trabajo cotidiano en las aulas, escuelas y comunidades. Luego señaló que, para todo mexicano, tras sus padres y madres, la segunda figura más importante para la formación es una maestra o un maestro, pues con su trabajo transforma lo que se es y lo que se puede ser.





            La otra cara de la moneda, la da el multicitado Claudio X. González. En una participación que sostuvo en 2016 ante miembros de la CANACO, presumió ser forjador de la reforma (más bien contrarreforma) educativa neoliberal de Peña Nieto. Allí destacó que los maestros en México: “Están organizados para delinquir. No trafican quizá droga, trafican con el dinero nuestro y con el futuro de los niños. Y eso, en mi opinión, es tan grave como traficar drogas. ¡Son unos pinches delincuentes!”, apuntó claramente el magnate. Y además se vanaglorió de haber presentado denuncias contra líderes magisteriales de Oaxaca y Guerrero, los cuales fueron perseguidos como malhechores.


            AMLO mencionó al susodicho capitalista, Claudio X. González, como líder moral de la alianza ‘Va por México’, integrada por el PAN, PRI y PRD. Añadió que ese señor, promovía despedir a los maestros manifestantes y descontarles su salario, además de llamarlos “pinches delincuentes”. En un video exhibido en la mañanera que comentamos y luego difundido ese mismo día en el medio “Sin Embargo”, se rebela el señor González, en su real talante a propósito de como tratar a los profes: “¿Se tiene que despedir a todos los maestros de Oaxaca? No, con que despidas a algunos y con que proceses a algunos de los líderes, evidentemente son delincuentes, con que hagas eso, los demás van a entender la señal”.


            Así pues, tenemos a la par que, mientras la inmensa mayoría de nuestros paisanos, elogian las tareas de los maestros, existe una minoría que lamentablemente, opina todo lo contrario, recurriendo a los agravios o calumnias para denigrarlos. Pero debemos entender de una vez por todas, que el buen maestro deja una huella muy profunda, que su influencia en nuestra existencia, nunca se ausenta porque su influjo es perenne, es decir, se proyecta hacia la inmortalidad. Por ello, no podemos más que exclamar junto al poeta: Desde el norte hasta el sur, desde el Este al Oeste, en el nombre del alumno que busca del saber/ abrigo: En el nombre de todos, Maestro ¡te bendigo!

 ¡Que vivan los maestros de todos los niveles educativos!

           

           

           

          

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