Pedro
Vargas Avalos
El
reciente 15 de mayo fue conmemorado el Día del Maestro en nuestro país. Un
principio reconocido, afirma que “El trabajo de un maestro necesita de
esfuerzo, paciencia, dedicación, compromiso y responsabilidad para poder
educar, formar y orientar a sus alumnos”, lo cual es muy cierto, y en
consecuencia es más que merecido el festejo a los profesores de todos los
niveles pedagógicos.
¿Quién de nosotros no tiene
recuerdos de algún mentor? Porque, así como veneramos a nuestros padres y
ascendientes en general, le dedicamos gratos recuerdos a nuestros maestros. Por
ello es lógico que exista un día específico para celebrarlos. Y esa fecha se
escogió en la época del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, D.
Venustiano Carranza, quien desde el uno de mayo de 1917 fungió ya como
presidente constitucional de la república.
En efecto, los diputados Benito
Ramírez García y Enrique Viesca Lobatón, forjaron la iniciativa para conmemorar
al maestro mexicano. Y como buenos profesores, escogieron aspectos simbólicos:
la toma de Querétaro por los defensores de México, (que comandaban Mariano
Escobedo y Ramón Corona, sitiaban a la levítica Puebla donde estaba refugiado
el seudoemperador Maximiliano y sus restos de partidarios), contra los
conservadores traidores y sus aliados, los franceses invasores, ambos
sostenedores de un espurio imperio que encabezó Maximiliano de Augsburgo. En
ese día, -15 de mayo de 1867- tuvo estelar participación el jalisciense Ramón
Corona: dice la crónica que como a las ocho de la mañana, “se presenta ante el
Gral. Ramón Corona, Maximiliano con sus Grales. (Severo del) Castillo y (Tomás)
Mejía, cuentan que le dice: "General aquí tiene usted mi espada, ya no soy
Emperador…Si se necesita una víctima aquí estoy”. A lo que el Gral. Corona le
contesta: "Es usted digno de conservar su espada como hombre valiente,
pero Emperador nunca ha sido." Asimismo, le ofrece garantías en tanto
llega el general en jefe, que era el Gral. Mariano Escobedo. Así se inició el
episodio que culminó el 19 de junio siguiente, en el Cerro de las Campanas, con
los fusilamientos del austriaco aventurero y los bravos pero traidores Miguel
Miramón, y Tomás Mejía.
El otro hecho que en muchos países
se tomó en cuenta para señalar el 15 de mayo como día del maestro, fue que, en
dicho mes, pero del año 1900, se había declarado patrón del magisterio al
notable pedagogo franco, Juan Bautista de La Salle, cuyos ideales se hacen
consistir en: Fraternidad, Servicio, Compromiso, Justicia y Fe. Esa
declaratoria, ulteriormente se confirmó el 15 de mayo de 1950, cuando el Papa
Pío XII lo proclamó como patrono de todos los maestros del orbe.
El decreto del Congreso federal, aprobado el 31 de octubre gracias a la elocuencia del legislador Ciriaco Cruz López quien habló a su favor, fue sancionado por Carranza, el 23 de noviembre de 1917, y se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 5 de diciembre de dicho año, por lo que la primera celebración se llevó a cabo en 1918, diciéndose en el mandato legal, artículo 2°, que “en todas las escuelas se organizarán ese mismo día, festividades culturales que pongan de relieve la importancia y nobleza del papel social del maestro”. Por cierto, el encargado de la secretaría de Gobernación carrancista, quien ratificó el decreto antedicho, era el exgobernador de Jalisco, Manuel Aguirre Berlanga (quien desempeñándose como Secretario de Gobierno jalisciense, había sido tres ocasiones ejecutivo en sustitución del gobernador Manuel M. Diéguez, entre los años de 1914 y 1915). Paulatinamente, la conmemoración se fue realizando a lo largo y ancho de la nación, siendo a la fecha una efeméride relevante en el calendario de festividades cívicas de todos los municipios, de las Entidades federativas y desde luego del gobierno federal.
Pero no se crea que la opinión sobre
el magisterio en general son solo miel sobre obleas. Así como de los profesores
de escuela se manifiestan encomios de toda índole, suelen espetárseles
insultos. Y para no ir muy lejos nos referiremos a dos personajes de indudable
actualidad nacional: el primer mandatario Andrés Manuel López Obrador, y su más
encarnizado impugnador, el empresario o activista como se autodefine, Claudio
X. González Guajardo.
En la mañanera del reciente día 15
de mayo, dijo AMLO: “Hoy, día de nuestras maestras, maestros, además de
enviarles mi más cariñosa felicitación, deseo informarles sobre los avances que
estamos logrando en materia educativa porque como lo señalaba el presidente
Benito Juárez, la educación es fundamental para la felicidad social”. El
presidente recordó que la educación es un derecho y no un privilegio; en ese
sentido, dijo que esta situación marca una especial diferencia que su gobierno
tiene respecto a los anteriores.
Tras señalar el primer magistrado,
que el señor Claudio X. González fue el armador de la reforma peñista en
materia educativa, que tanto combatieron los profes del país, y que ahora está
derogada, precisó: “El Estado mexicano, el gobierno está obligado a garantizar
la educación pública, gratuita, de calidad, en todos los niveles escolares. La
educación no se puede poner al mercado como si se tratara de una mercancía para
que pueda adquirirla el que tiene recursos, ni la educación ni la salud son
mercancías o privilegios; son derechos de nuestro pueblo”.
También participó la titular de
Educación Pública federal, Leticia Ramírez, quien dijo que el 15 de mayo es una
fecha para conocer y valorar el trabajo cotidiano en las aulas, escuelas y
comunidades. Luego señaló que, para todo mexicano, tras sus padres y madres, la
segunda figura más importante para la formación es una maestra o un maestro,
pues con su trabajo transforma lo que se es y lo que se puede ser.
La otra cara de la moneda, la da el
multicitado Claudio X. González. En una participación que sostuvo en 2016 ante
miembros de la CANACO, presumió ser forjador de la reforma (más bien
contrarreforma) educativa neoliberal de Peña Nieto. Allí destacó que los
maestros en México: “Están organizados para delinquir. No trafican quizá droga,
trafican con el dinero nuestro y con el futuro de los niños. Y eso, en mi
opinión, es tan grave como traficar drogas. ¡Son unos pinches delincuentes!”,
apuntó claramente el magnate. Y además se vanaglorió de haber presentado
denuncias contra líderes magisteriales de Oaxaca y Guerrero, los cuales fueron perseguidos
como malhechores.
AMLO mencionó al susodicho
capitalista, Claudio X. González, como líder moral de la alianza ‘Va por México’,
integrada por el PAN, PRI y PRD. Añadió que ese señor, promovía despedir a los
maestros manifestantes y descontarles su salario, además de llamarlos “pinches
delincuentes”. En un video exhibido en la mañanera que comentamos y luego
difundido ese mismo día en el medio “Sin Embargo”, se rebela el señor González,
en su real talante a propósito de como tratar a los profes: “¿Se tiene que
despedir a todos los maestros de Oaxaca? No, con que despidas a algunos y con
que proceses a algunos de los líderes, evidentemente son delincuentes, con que
hagas eso, los demás van a entender la señal”.
Así pues, tenemos a la par que,
mientras la inmensa mayoría de nuestros paisanos, elogian las tareas de los
maestros, existe una minoría que lamentablemente, opina todo lo contrario,
recurriendo a los agravios o calumnias para denigrarlos. Pero debemos entender
de una vez por todas, que el buen maestro deja una huella muy profunda, que su
influencia en nuestra existencia, nunca se ausenta porque su influjo es
perenne, es decir, se proyecta hacia la inmortalidad. Por ello, no podemos más
que exclamar junto al poeta: Desde el norte hasta el sur, desde el Este al
Oeste, en el nombre del alumno que busca del saber/ abrigo: En el nombre de
todos, Maestro ¡te bendigo!
¡Que vivan los maestros de todos los niveles
educativos!
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