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lunes, 1 de mayo de 2023

El amor y el temor como cosas opuestas


 


 

Todas estas flaquezas generan el miedo, que es, en sí mismo, una enfermedad del alma.

 

— Doce Pasos y Doce Tradiciones, p. 46

 

 


“El temor llamó a la puerta; contestó la fe; nadie estaba allí”.

 




Yo no sé quién dijo lo anterior, pero la verdad es que indica muy claramente que el temor es una ilusión. Yo mismo creo la ilusión. En mi juventud, yo experimenté el temor y pensaba equivocadamente que su mera presencia me hacía un cobarde. No sabía que una de las definiciones de “valor” es la “disposición de hacer lo correcto a pesar del temor”. El valor entonces no es necesariamente la ausencia del temor. Durante las épocas en que yo no tenía amor en mi vida, con toda seguridad tenía temor. Temer a Dios es tenerle miedo a la alegría. Mirando retrospectivamente, me doy cuenta de que, durante las épocas en que más temía a Dios, no había alegría en mi vida. Según aprendí a no temer a Dios, aprendí también a experimentar alegría.


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