Fernando
G. Castolo*
Ciertamente
la historia ha sido dominada por los hombres. Sus nombres se pueden observar en
viejos documentos que reseñan la vida cotidiana del Zapotlán del siglo XVIII; ¿pero,
y cuál era el rol de las damas? Aunque poco se sabe, las investigaciones nos han
arrojado los nombres de las esposas o madres de aquellos personajes que
aparecen signando el instrumento juramentado a Señor San José de 1749.
Ellas
ostentan apellidos de importantes linajes que pervivieron en la geografía
regional: Juana María de Alcaraz y Sánchez de la Mejorada; Ana Josefa Sánchez
de la Mejorada y Martínez de Lepe; Michaela de Alcaraz y Jiménez; Ana María de
Cárdenas y Carrillo; María Antonia de Villaseñor y Jasso Munguía; María Isabel
de Silva-Heredia y Montenegro; Anna de Velasco y Cobián; María Francisca de
Saavedra-Quiñones y Alcaraz; Michaela Rita de Ochoa-Garibay y Oceguera; Lorenza
Molinedo Santa Cruz de Villaseñor y Rincón; Agustina Antonia Carrillo de
Vargas; Juana María Bueno de Viveros y Saavedra-Quiñones; María Joana de Alcaraz
y Velasco; María de Gutiérrez y Perez-Hurtado; Ana María de Ascencio y Silva;
Juana Ángela de Ávalos Olasso y Velasco; María Agustina de Ceballos y Alberzúa;
Josefa de Velasco y Vidriales...
Ellas
son las madres y compañeras de vida de varios de los personajes que suscriben
el primer juramento a San José en aquel año de 1749, y representan la viva
presencia de su género, nuestras orgullosas ancestros.
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