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lunes, 24 de abril de 2023

Aspirantes de oposición: el pasado que ansía volver


  

Pedro Vargas Avalos

 

 

El tema de las elecciones tanto este año de 2023, como en el del venidero 2024, tiene dos particularidades: se enfrentan dos coaliciones y sirven para calificar si regresa el pasado (con el PRI y PAN unidos) o prosigue la Cuarta Transformación (4T) que encabeza MORENA.



En los comicios del próximo domingo 4 de junio, el priísmo se juega lo que podría ser su última carta de sobrevivencia como partido político nacional, pues se renovarán las gubernaturas del Estado de México (Edomex) y la de Coahuila de Zaragoza. La primera Entidad federativa, es la llamada para efectos de votantes, como la “joya de la corona” pues tiene 12 millones 683 mil 663 electores; en consecuencia, salir avante en el Edomex, es sustancial, no solo en cuanto a números sino por sus efectos sicológicos y mediáticos. Por lo que ve a la Entidad norteña, que registra 2 millones 356 mil personas con capacidad para sufragar, lo más trascendente es que tiene 96 años de ser gobernada por los tricolores, al igual que el antedicho Edomex. Tanto en uno como en otro Estado, las oposiciones marchan unidas, mientras que el partido en el gobierno federal, MORENA, camina unido en el Edomex, pero no pudo mantener su alianza en Coahuila, de allí que se especule, con base en las encuestas, que el Estado del gran repositorio de sufragios, será para los morenistas (con Delfina Gómez como abanderada) y los prianistas ganarán Coahuila, con Manolo Jiménez de candidato.


Llama la atención de que, a estas alturas, por lo que ve a los comicios de junio 2 de 2024, las oposiciones aún no dan color sobre quién será su representante para vencer a cualesquiera de los tres que dentro de los morenistas, tienen un camino aventajado: esa tripleta, cuando menos hasta la fecha, es la que conforman la gobernadora de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo; el canciller Marcelo Ebrard Casaubon, y Adán Augusto López Hernández, secretario de gobernación.





Hace semanas, que el mismo primer mandatario enumeró a 43 personajes como prospectos para candidatos de la oposición, es decir, ante la indecisión de sus adversarios, les dio una ayudadita enumerando a quienes podrían ser sus aspirantes presidenciales. Esa inacción opositora, fue advertida y criticada fuertemente por periodistas como Joaquín López Dóriga y Ciro Gómez Leyva. Para el 23 de marzo de este año, nos dice el medio Expansión Política: “La lista de opositores que buscan una candidatura presidencial en 2024 crece día a día, hasta ahora figuran 22 personajes; ocho del PRI, siete del PAN, dos del PRD, tres de MC y dos sin partido.”


Así las cosas, el más preocupado por unificar a los contrarios de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el activista empresario, Claudio X. González, por medio de uno de sus múltiples organismos dizque ciudadanos (ONG) que se denomina Unid@s, alardeó de haber reunido a más de ochenta ONG y organizó un evento que se intituló “Unidad y Gobiernos de Coalición”. Ese foro se desarrolló en dos etapas, siendo la más simbólica la del día inaugural, el lunes 17 de abril pasado. La crónica de Elías Camhaji, de El País, dice: “Santiago Creel, Beatriz Paredes, Gustavo de Hoyos, Lilly Téllez, Claudia Ruiz Massieu, Miguel Ángel Mancera, Silvano Aureoles, José Ángel Gurría, Demetrio Sodi, Enrique de la Madrid y Juan Carlos Romero Hicks se tomaron de las manos y levantaron los brazos en señal de victoria. “¡Unidad, unidad, unidad!”, gritaron al unísono en un foro convocado este lunes por Unid@s, la plataforma del empresario Claudio X. González, némesis del presidente, Andrés Manuel López Obrador. Más de una decena de aspirantes a liderar la alianza opositora han anunciado un compromiso de formar un gobierno de coalición para derrotar a Morena, el partido gobernante, en las elecciones de 2024. “¡Presidente, presidente!”, se escuchó en diferentes momentos e intervenciones ante la incógnita de quién será la persona elegida para competir en la carrera por la sucesión, algo que aún no han definido los socios de Va por México.”


Por lo visto, la oposición ahora apuesta por una especie de gobierno de coalición, siendo su real fin desbancar al partido en el Gobierno (MORENA), procurando evitar fracturas en la carrera por la presidencia, por lo que para todo enfatizan la palabra “unidad”. Esto porque están conscientes, de que, así como desean ganar la presidencia, lo cual por si mismos no les alcanza, su último esfuerzo es mezclar partidos -antagónicos, por cierto- con organismos de la sociedad civil (muchos, solo membretes), ciudadanos y empresarios. En ese acto fungieron como moderadores, José Ramón Cossío Díaz, exministro alineado a los rivales del primer magistrado, y otro exministro,(defenestrado del cargo cuando Zedillo acabó con la Suprema Corte en1994) Diego Valadez, ex procurador de justicia de Salinas, consiguientemente impugnador de la 4T. De anotar es que cuando Ernesto Zedillo dio al traste con los 26 ministros de la Corte, que en ese entonces la integraban, el PAN convalidó la trastada priista, lo que originó que Froylán López Narváez, destacado periodista, acuñara el vocablo PRIAN; algunos estudiosos del derecho y la ciencia política, declararon que el garrotazo zedillista, virtualmente era un verdadero “golpe de estado”. Pero casi nadie protestó, ni la gran prensa o las ONG’S, ni los comentócratas orgánicos, y mucho menos los cesados ministros, a los que se les dieron millonadas jubilatorias.





            La realidad hoy por hoy, es que los adversarios de la 4T, no poseen un programa alternativo al proyecto forjado por AMLO, solo los caracteriza el descontento frente a él. Al comentar esa alianza, el mandatario dijo en la mañanera del 20 de abril, que era un contubernio, promiscuidad política, porque reiteró, “no hay principios no hay ideales”. Los afanes oposicionistas por no quebrar su endeble unidad, los enarbola Santiago Creel, (el veterano político que nunca ha ganado elecciones, pero anhela la grande), quien señaló, aludiendo a sus oyentes en el foro que comentamos, que es panista pero antes de ello, es mexicano, por lo que, “El lugar que yo deba ocupar, soldado raso o general, eso lo deciden ustedes”.


Como insinúa Claudia Ruiz Massieu, la sobrina del villano favorito por décadas, Carlos Salinas de Gortari: “buscamos formar una alianza para evitar surja un nuevo partido hegemónico”, y ante ello, declara: ““Apostemos por la reconciliación, la pluralidad, la experiencia y los valores democráticos. Estoy lista para encabezar ese proyecto”. Quien lo pensara, lo expresa una exponente del otrora partidazo. Hubo tres panistas que participaron ese lunes —Romero Hicks, Creel y Téllez— anunciándose otro más, Francisco García Cabeza de Vaca, el controvertible exgobernador de Tamaulipas, quien se presentó con un video en el programa del martes 18 (cuando la conductora fue Margarita Zavala de Calderón), quien puso como ejemplo -pésimo sin duda alguna- lo que hizo en su administración como ejecutivo tamaulipeco; también habló el depreciado Miguel Mancera, quien sin ser perredista, paradójicamente coordina en el Senado a lo que resta de ese agónico partido.


La ya afamada Lily Téllez, quien arribó a la Cámara Alta apoyada por AMLO (este aceptó en la mañanera del 20 de abril, que fue un error haberla respaldado) tras llenar de insultos a los aspirantes presidenciales morenistas y al mismo titular del ejecutivo, insistió en que debe la oposición mantener la unidad, y en su momento formar un gobierno de coalición. Siguiendo ese perfil, el diputado Romero Hicks, manifestó que el horizonte electoral se anticipa complicado, pero hay esperanza en conseguir un buen resultado, y en consecuencia, “La coalición es la verdadera expresión del fin del culto a una sola persona, la erradicación y sepultura del país de un solo hombre”.





Como surgida del pasado, la senadora tricolor Beatriz Paredes, exgobernadora tlaxcalteca, concluyó: “Es momento de definiciones”. Y su correligionario, el cachorro de Miguel de la Madrid Hurtado –padre del neoliberalismo- que fue secretario de turismo peñanietista, opinó: “Lo que necesitamos no es un caudillo”, agregando: “Para no caer en una dictadura, lo que necesitamos es un gobierno de coalición”. Es de admirar como tirios y troyanos confluyeron a este foro, más parecido a un mitin; allí, los antiguos contrincantes partidistas e ideológicos, se empalmaron y prometieron construir un frente amplio y de mantenerse en el supuesto de triunfar, para forjar un gobierno de coalición. Y eso cuesta trabajo creerlo, al solo escuchar ideas explosivas como las de Gustavo De Hoyos Walther, el expresidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), bautizado como el “Bukele mexicano”, en alusión a la manera represiva de gobernar del mandamás salvadoreño; todo porque, alega, “Los ciudadanos estamos hasta la madre de la 4T y unidos para echar a Morena de Palacio Nacional”.


 Los dirigentes formales del PRI, PAN y PRD, los de la alianza Va por México, no se vieron en el evento, y otros suspirantes como el diputado priista Ildefonso Guajardo, se sumaron más tarde, o al día siguiente. Sin embargo, no se puede pasar inadvertido, que casi todos los ávidos concurrentes, son de muchos años de brega, veteranazos de plano, quienes añoran el pasado. En pocas palabras, sostienen que todo tiempo pasado fue mejor y si no, ansían vehementemente, recobrar el poder, aun cuando lo tengan que compartir en gobiernos de coalición.


            A propósito de reandar senderos pretéritos, la candidata del prianismo en Edomex –Alejandra del Moral- se reunió con sus partidarios-activistas, les dijo “tomen su lugar en la batalla y hagan lo que saben hacer, para bien o para mal”, o sea que les leyó la cartilla, tuerto o derecho, al, estilo de Felipe Calderón de haiga sido como haiga sido “queremos constancia de mayoría, no de buena conducta.” A buen entendedor pocas palabras: los emisarios del pasado, amenazan con retener el poder, o en su caso recuperarlo, todo a la buena o a la mala, tal como el priismo se mantuvo gobernando, primero solo y luego con la complicidad panista. Desde luego, eso sucederá si el pueblo lo consiente cuando esté frente a las urnas.

 




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