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domingo, 16 de abril de 2023

4T grava problema de infancia callejera y trabajo infantil

 

Salvador Mateo

 

 
Como viene ocurriendo desde el 2012, el pasado 12 de abril en el mundo se conmemoró el Día Internacional de los Niños en Situación de Calle, sin embargo, cuando menos en México, la fecha pasó prácticamente desapercibida, un hecho que contrasta con la celebración del Dia del Niño del día 30 de este mismo mes. Pero, dado que el problema ha alcanzado niveles nunca antes vistos, es necesario no perder de vista de que con el gobierno de la 4T se ha agravado el problema de la infancia callejera y el trabajo infantil.


Resulta sobrado argumentar que el problema no es resultado del gobierno morenista que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, pues a todos nos queda claro que el fenómeno no es nuevo y es mundial. Los niños en situación de calle y el trabajo infantil, es el peor rostro del capitalismo y el panorama es aterrador.

Por ejemplo, en Jalisco a pesar de que los camellones de casi todas las avenidas de la ciudad de Guadalajara están repletos de niños y niñas, no existe como tal un registro de los que habitan las calles. Más aún: no se sabe cuántos hay. El número exacto se desconoce. De acuerdo con académicos de la Universidad de Guadalajara (UdeG), un conteo hecho en 2018 arrojó mil 82 niñas y niños en diversos puntos del Área Metropolitana de Guadalajara, tanto de calle como en la calle.

Aunado a la inexistencia de cifras exactas; no se sabe realmente en qué condiciones viven, si están vacunados, si reciben educación. El DIF nacional argumenta: con solo verlos en la calle no asegura que vivan en la misma, además de que muchos de esos niños también son migrantes, y su presencia en Guadalajara no es más que transitoria. El hecho de que se muevan tanto y no tengan un lugar establecido dificulta su localización. 






Donde sí hay datos es en el trabajo infantil. Jalisco ocupa el nada honroso octavo lugar nacional, con casi 136 mil menores de edad laborando, de los cuales un 87 por ciento tiene ocupaciones no permitidas, ya sea porque no cumple con la edad mínima para realizarlas o porque realiza ocupaciones peligrosas, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI), la más reciente que el Inegi publicó en 2019, se trata del 7.4 por ciento de la población total de niños y jóvenes jaliscienses de entre 5 y 17 años.

Según la ENTI, 3.26 millones de personas de entre 5 y 17 años estaban en situación de trabajo infantil a nivel nacional durante 2019. Esto representaba el 11.5 por ciento de la población en dicho rango de edad. 38.9 por ciento de estas niñas, niños y adolescentes eran mujeres, mientras 61.1 por ciento eran hombres.

Antonio Ruiz Porras, experto en economía de la UdeG, asegura que en estos últimos años pudo haber crecido hasta 7.5 por ciento la cantidad de menores de edad que hacen actividades no permitidas, debido a la pandemia y la crisis económica que ha traído a familias jaliscienses.





Además, cada vez que se acerca el día del niño, llueven cifras y descripciones abrumadoras sobre los niños en situación de calle, de la explotación del trabajo infantil y de la situación de pobreza lacerante de sus familias, que los obliga a abandonar la escuela para trabajar en lo que sea con tal de sobrevivir o contribuir al gasto familiar. En México estamos muy lejos de garantizar un empleo formal, con salario digno y verdadera protección social a toda la población económicamente activa, por lo que no sorprende que niños y niñas queden totalmente fuera de las prioridades de patrones, gobierno y autoridades laborales.

Por si faltara algo. El presidente Andrés Manuel López Obrador decidió eliminar programas sociales mediante el cual el Estado mexicano ofrecía ayuda y servicios de calidad a grupos vulnerables para privilegiar la entrega de dinero con el claro fin de comprar votos y conciencias. Con esta decisión desaparecieron programas como el de las estancias infantiles para apoyar a madres trabajadoras.

Otro golpe para millones de jefas de familia fue la eliminación de Prospera, porque de ahí agarraban para comprarle zapatos, ropa, sus cosas a los niños y para ir sobrellevándola. Este programa de Inclusión Social existía desde hace más de 20 años, tenía tres componentes: Uno era el de educación, becas para quienes tuvieran hijos en la escuela, desde tercero de primaria hasta universidad; alimentación, que incluía suplementos alimenticios para mujeres embarazadas, y un tercer componente de salud, que incluía consultas preventivas periódicas y talleres de autocuidado. En el último caso, los beneficiarios debían acudir a chequeos médicos o charlas, o de lo contrario se les suspendían los apoyos.





Uno de los últimos golpes del gobierno lopezobradorista que dejó a la deriva la educación de 3.6 millones de niños pobres fue la eliminación de las Escuelas de Tiempo Completo, pese a que organizaciones de protección de la infancia alertaron oportunamente de las consecuencias catastróficas de la medida, ya que afecta a 27.000 colegios que ofrecían una comida caliente y horas de clase suplementarias para los menores más desfavorecidos.

Urge salvar a la niñez de nuestro país, pero se necesita de la participación consciente y organizada de los que sufren pobreza y abandono familiar, a quienes con las medidas expuestas brevemente, no les puede quedar duda de que la actual administración federal, no solo huye de su responsabilidad de velar que los niños y niñas dediquen su vida plena al estudio y a la adquisición del conocimiento, que disfruten de su tiempo libre para hacer deporte, arte y cultura, sino la 4T grava el problema de la infancia callejera y del trabajo infantil.





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