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ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 60_
Hay
pocas experiencias que tengan para mí menos valor que la sobriedad lograda con
rapidez. Con demasiada frecuencia, las esperanzas poco realistas han acarreado
el desaliento, sin mencionar la lástima de mí mismo y el cansancio por haber
querido cambiar el mundo antes del sábado que viene. El desaliento es una señal
que me advierte la posibilidad de haber pisado el terreno de Dios. La clave de
realizar mis posibilidades está en reconocer mis limitaciones y en creer que el
tiempo no es una amenaza sino un regalo. La esperanza es la llave que abre la
puerta por la que salimos del desconsuelo. El programa me promete que, si no me
echo el primer trago hoy, siempre tendré esperanza.
Habiendo llegado a creer que guardo lo que comparto, cada vez que le doy ánimo a otro se me da ánimo. Unido con otros, por la gracia de Dios y la Comunidad de A.A., voy caminando por el camino del destino feliz. Que yo siempre tenga presente que el poder que está dentro de mí es muy superior a cualquier temor que se me presente. Que yo siempre tenga paciencia, porque estoy en el buen camino.
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