Salvador Encarnación
Todos tenemos un José
cercano, ya sea familiar, amigo, vecino; o simplemente un conocido. El 19 de
marzo es día del Castísimo José, el padre putativo del niño Jesús.
Cuenta la leyenda, al Carpintero se
le anteponía a su nombre Pater Putativus
(padre supuesto pero que se comporta como el verdadero), entonces se leía, al
pie de su escultura o imagen Pater
Putativus Jospeh (en latín como era la costumbre antes del Concilio). Se
dice también (otra versión) que los monjes, en sus conventos, lo citaban con el
mismo latinismo. Al abreviarse, quedó como P.P.
Joseph. De ahí que a todos los José (o Josés) se les apode como Pepes.
Con tres tequilas, o menos, entre
pecho y espalda, se hace indispensable José Alfredo Jiménez (Ella, El último trago, y otras). Si se
anda melancólico o bajo de la autoestima está José José (El triste, Payaso, Volcán…). Y si de plano se amanece retro pues
José Feliciano que no se raja (Qué será).
Para ellos, felicidades en su día. Y una excepción. Si se amanece cultísimo no
queda otra más que escuchar a José Mojica (Solamente
una vez, Júrame, Te quiero dijiste).
19 de marzo, es día de visitar a
varios pueblos: san José de Gracia, Mich., Ciudad Guzmán (“José de Zapotlán/ Zapotlán de José”. Ochoa Mendoza, dixit), Barranca de Los Laureles en
Zacoalco de Torres donde el rostro de san José es del capellán ahí asignado
hace muchos años. (“Ahí les dejo un recuerdito”. Les dijo antes de irse.)
José de Arimatea es el registro más
antiguo en mi memoria. Era el dueño —sostiene La Biblia— del terreno donde enterraron al buen Jesús. Para
finalizar les diré el nombre bello de una oración ya olvidada: Angelus
josefino.
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