Juan
José Ríos Ríos
Las
facilidades que la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales
otorga a los partidos para asociarse en los procesos electorales a cargos de
elección popular federal o local, regulada por la Ley General de Partidos
Políticos, otorga un flexibilidad tal, que se ha convertido en un vicio
practicado por todos los institutos políticos con registro, no tanto para
servir a sus militantes o simpatizantes, al país, estado o municipio que
representen como funcionarios públicos, más bien para mantenerse en el poder y
seguir medrando de los recursos públicos que, tan generosa y anualmente reciben
para sus fines.
Una Reforma hecha al respecto y que
fue publicada en el Diario Oficial de la Federación, con fecha del 13 de abril
del 2020, considera ahora que los partidos políticos señalarán el orden en que
deban aparecer las fórmulas de candidaturas. En las fórmulas para senadurías y
diputaciones, tanto en el caso de mayoría relativa, como de representación
proporcional, los partidos políticos deberán integrarlas por personas del mismo
género y encabezadas alternadamente entre mujeres y hombres cada periodo
electivo, por lo que se entiende que sigue vigente la disposición, inmovible.
Esto sigue prevaleciendo pese a que
prácticamente se vinieron abajo las estructuras tradicionales de los partidos
con registro, principalmente del antaño hegemónico PRI, como del PAN y el PRD,
tras el encumbramiento del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), que
prácticamente tiene el control en cuanto a gubernaturas y preferencias
electorales, por lo que el triunvirato entre el PRI, PAN y PRD ya es la única
forma para mantenerse con vida, cuando menos hasta las próximas elecciones
estatales y, ya no se diga, con rumbo a la presidencial para el 2024 que, de no
ganar pese a su coalición política, quedarían en la lona y posiblemente sin
registro.
Pero si eso se pudiera dar a nivel
nacional, en los estados y en los municipios, sobre todo en lo que conocemos en
Jalisco, ya es declarado, cuando menos a nivel municipal y por Zapotlán el
Grande, que para las próximas elecciones, cuando se elegirá el relevo en la
gubernatura, senadores, diputados federales y locales, el PAN y EL PRI van
unidos, coaligados, teniendo como rival principal para el proceso, al partido
denominado Movimiento Ciudadano (MC), sobre todo considerando que los de MORENA
cada quien jala por su lado, ya se han manifestado públicamente en su intención
de contender, tanto a nivel estatal como municipal, gentes que ya han figurado
para tal cargo o que, militando en otros partidos (PAN) ahora van con el lema
de Humanismo.
Mi lectura es que tanto el PAN como
el PRI, por la experiencia de la anterior competencia electoral que encumbró a
Enrique Alfaro Ramírez como Gobernador de Jalisco, fue muy manifiesta la
coalición con panistas y dicen que del mismísimo Hagamos, razón por la cual
ahora tiene prácticamente el control en toda la entidad, aunque por su
desempeño como encargado del Ejecutivo Estatal, sus broncas con la UdeG (Raúl
Padilla López), han impactado en el gusto y sentir de los ciudadanos, los más
de rechazo por las medidas impositivas (verificación vehicular), por lo que su
participación en las futuras elecciones el MC no las tiene todas consigo.
Pero, dada la flexibilidad ya
aludida líneas arriba, no es aventurado suponer que, tanto el PRI, PAN y MC,
puedan ir unidos, coaligados para enfrentar la eventualidad de perder la
elección ante las expectativas que tiene MORENA, y Jalisco, un estado de mucho
peso a nivel nacional, políticamente hablando, es seguro que el Movimiento de
Regeneración Nacional echará toda la carne al asador para levantarse con la
elección. Pero ¿Por qué suponer que pueden ir en alianza PAN, PRI y MC? bueno,
pues parece que quien tiene las riendas del blanquiazul en el estado es la
actual diputada local Claudia Murguía Torres, paisana y ex correligionaria de
Alberto Esquer Gutiérrez, ex priista y ex panista y ahora Emecista, que
públicamente ha declarado su interés por jugársela en las próximas elecciones
por la gubernatura de la entidad. Ya está visto, en política todo se vale, y
más si hay ley que respalde las posibilidades.
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