>Además, la poca sensibilidad del gobierno municipal por no apoyar estas actividades, ayuda a ue se apague esta actividad.
Juan
José Ríos Ríos
El
Volcán/Guzmán
Los
cambios de hábitos en la lectura y consumo de libros, propiciados
principalmente por las nuevas tecnologías electrónicas y el poco apoyo que
reciben los expendedores de libros, va reduciendo muy considerablemente la
participación de estos impulsores de la cultura en Zapotlán el Grande, de una
docena de ellos que en los buenos tiempos de exposiciones de sus productos se
instalaban en los portales, su número se ha reducido a sólo cuatro.
Al charlar con una de estas personas
nos permitió conocer las dificultades y trabas que reciben para ejercer su
profesión, de la cual obtienen recursos para su sostenimiento en el hogar,
entre las que destacan la merma en la venta de libros, principalmente
enciclopedias o libros de consulta, cuando los necesitados de este tipo de
información ya la pueden obtener, incluso sin costo alguno, a través del
Internet, lo que ha propiciados el retiro de algunos de los expendedores al no
sacar ni para los gastos con sus bajas ventas.
Otras de las trabas que han tenido
que afrontar en la actitud de las mismas autoridades municipales, al negarles
en ocasiones el espacio que por años han venido ocupando en los portales, lo
que por esta ocasión se les permitió a cuatro de éstos, pero con la obligación
de pagar “plaza” a razón de cien pesos por expositor, cuando en años anteriores
no tenían ninguna obligación económica que cubrir por llevar a cabo esta
actividad que fomenta la lectura, y con ello poner la cultura a la mano para
las personas afectas a este tipo de ejercicios.
Sin duda que la cultura no se acaba
con el sólo hecho de que ya no haya quienes vendan libros, o participen en la
exposiciones que durante el año se instaban en la zona centro de Ciudad Guzmán
y, que ahora, su número se ha reducido a cuatro personas, pero sí el proceso de
extinción de esta actividad y de las personas que de ella hacen su profesión
siga avanzando, lo que debería de motivar a buscar la forma de que no llegue al
extremo y dejen de realizarse las exposiciones, entre éstas, cuando menos, no
cobrarles por instalarse en la vía pública, que es de todos, en algo les
ayudaría, cien pesos parece poco, pero hay que vender para pagar y las ventas
no son de cerveza, es de información, de cultura.
Existen, es cierto, varios espacios
establecidos en el primer cuadro de la ciudad cuyos propietarios se las han
ingeniado para continuar en la tarea de exponer y vender libros, pero no son
estos negocios los que están en tanto riesgo de extinción por los mismos
efectos que los que se instalan en la vía pública, siendo éstos los que no tienen recursos económicos para pagar la renta de un
local o disponer de inmuebles para hacer su lucha con sus libros, razón por la
cual, desde hace varias décadas, han sacrificado mucho para no quedar en el
camino, son parte de una experiencia y tradición que, en su tiempo, era
esperada y aprovechada por clientes ansiosos de disfrutar de un buen libro y
por ende de una mejor lectura.
La Comisión Edilicia de Cultura en
el Ayuntamiento de Zapotlán el Grande, debería de dedicar su atención en este
aspecto, dialogar con los pocos expositores que aún se establecen, buscar
formas de ayudarlos para no solamente sobrevivir, también para que la tradición
no se pierda y varias personas queden sin ingresar un dinero por esta honrosa
actividad, la cual destacamos por su importancia, su aportación y por la lucha
personal que cada una de éstas hace para que en Ciudad Guzmán, la lectura y
compra de libros, nuevos o usados, se mantenga viva.
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