lunes, 13 de febrero de 2023

Por eso estamos como estamos


  

Juan José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán

 

 

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 55 establece los requisitos para ser diputado, y el 58 para ser senador, que son los mismos, con excepción de la edad. No se exige tener algún nivel de estudios o grado educativo, tan sólo ser ciudadano mexicano por nacimiento en el ejercicio de sus derechos, veintiún años cumplidos el día de la elección, ser originario de la entidad federativa o vecino de esta con residencia efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha, y ya.




            Por esas complacencias, creadas por los mismos integrantes del “Poder Legislativo” y el sistema que los creó, entendemos el por qué ambas cámaras, sobre todo la del Senado de la República en la actualidad, se han convertido en espacios de enfrentamientos vergonzosos, por las expresiones y temas que hacen y abordan algunos de sus integrantes, que más que una institución de respeto y prestigio, digno del país y de los mexicanos, raya en enfrentamientos de cantina o mercado, aunque en éste último espacio se hace mejor comercio.


            Lo curioso, aparte de ser escenario, principalmente en senado, de las expresiones de ebrios o desquiciados a las que algunos legisladores recurren, principalmente la denominada “oposición”, no solamente bloquean lo que no les conviene, cumpliendo mandatos de la oligarquía enquistada en el poder económico y político del país, tampoco han aprobado modificación alguna, cuando menos el requisito para todos aquellos que buscan una representación política como diputados federales, de tener concluida le educación media superior.


            Claro, el tener estudios superiores, no los hace mejores legisladores y mucho menos si llegan al cargo con compromisos, pero no con los ciudadanos de a pie, a su antojo y conveniencia se agrupan o integran coaliciones de poder interno para aprobar o entorpecer toda iniciativa que proponga cambios, resultados, más allá del voto con el que puedan asumir a la curul, más bien en razón de sus buenos resultados para el país y de los mexicanos.





            Quienes se han atrevido a proponer cambios, tibios para mi gusto, han señalado que “No se trata de contravenir el cumplimiento de los derechos ciudadanos establecidos en sus artículos 34 y 35 fracción II Constitucionales, que precisan los requisitos para ser votado para todos los cargos de elección popular, sí se consideren nuevos requerimientos mínimos para lograr un trabajo parlamentario adecuado y eficaz a las realidades del país, con conocimientos en diversas materias o en cualquier actividad de las ciencias o del conocimiento.


            En verdad, raya en lamentable lo que se exige para ocupar tan importantes cargos públicos, y en todo esto mucho tiene que ver o culpa el sistema o los partidos políticos, partes del mismo, pero también los ciudadanos que no exigen, que no razonan a la hora de votar y dejar que la elección del candidato esté siempre al gusto del partido que lo propone, cuando, incluso, se compran candidaturas. Así, incluido el 19 Distrito Electoral, a lo largo del tiempo “hemos tenido” diputados y senadores analfabetas o comprometidos con el sistema, partido o agrupación económica, política o social, menos con el pueblo a quien “representan”, de allí los resultados que se padecen actualmente.




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