Admitimos
que éramos impotentes ante el alcohol; que nuestras vidas se habían vuelto
ingobernables.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 19
No es
una mera casualidad que el mismo Primer Paso mencione la impotencia: la
admisión de impotencia personal ante el alcohol es la piedra angular de la base
para la recuperación. Me he dado cuenta que no tengo el poder y el control que
una vez creía tener. Soy impotente ante lo que la gente piense de mí. Soy
impotente ante el hecho de haber perdido el tren. Soy impotente respecto a la
forma en que otra gente trabaje (o no trabaje) en los Pasos. Pero también me he
dado cuenta de que no soy impotente ante otras cosas. No soy impotente ante mis
actitudes. No soy impotente ante el negativismo. No soy impotente en cuanto a
asumir la responsabilidad de mi propia recuperación. Tengo el poder de ejercer
una influencia positiva sobre mí mismo, sobre mis seres queridos y sobre el
mundo en el que vivo.
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