Juan José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán
Generalmente las obras que se emprenden y quedan ocultas, fuera de la vista, tanto porque son sepultadas en el subsuelo o en las alturas, no se aprecian, no se valoran o bien se ignoran por completo, como pueden ser las obras de drenaje, agua potable o, como en este caso; en terrenos del Parque Nacional Nevado de Colima, quiero, con todo respeto, expresar un reconocimiento a los miembros del Consejo Directivo Patronato y del Parque Nacional del Nevado de Colima, precisamente por lo que está ocurriendo en estos sitios tan importante desde hace ya quince o más años.
Esta tarea ha sido coordinada entre los miembros del Consejo Directivo conformado por su presidente Gerardo R. Bernabé Aguayo, tesorero Juan Manuel Guzmán Silva, secretario Carlos Daniel Álvarez Cuevas, y del Parque Nacional bajo la Dirección de José Villa Castillo y la coordinación operativa de Perfecto Brito Rauda, porque si no hay esa voluntad y acción conjunta no se dan las cosas, máxime cuando antes de su conformación toda esa zona era tierra de nadie, con mucha invasión y depredación de sus recursos, lo que sin duda causaron un gran impacto en la biodiversidad del Parque Nacional que, por fortuna, se ha venido revirtiendo.
Recientemente me enteré, por declaraciones hechas a visitantes que entrevistaron al Director del Parque Nacional Nevado de Colima, José Villa Castillo, y que, sobre todo, estuvieron en el lugar de los hechos, que se desterraron a quienes hacían labores de pastoreo con ganado vacuno, se eliminaron cercados que éstos habían colocado, con lo que se logró detener y en está en proceso de recuperación, los daños ocasionados a este hábitat tan único, sensible y del impacto para la vida de fauna y flora silvestre, independientemente de los beneficios que aporta para los humanos.
También se hizo mención del porqué no se retiran los árboles muertos del lugar, como sucede en otros sitios similares, siendo, por este hecho, el único Parque natural del país en el que se observa esta conducta tan beneficiosa y natural para la preservación del mismo, pues es parte de la información oficial que se tiene al respecto, en la que se indica que los árboles secos sirven como sitio de anidamiento a un gran número de especies de vertebrados e invertebrados. En el caso de los vertebrados, los pájaros carpinteros (Picidae) realizan las cavidades para su anidamiento, y éstas posteriormente son utilizadas por diferentes especies de aves y mamíferos.
De igual forma, las cavidades son de gran importancia para las aves, ya que las protegen contra depredadores y dan refugio de condiciones climáticas adversas (lluvia, viento y temperaturas extremas. De hecho, 17 % de las especies de aves que se reproducen en nuestro país utilizan cavidades de árboles para su anidamiento.Entre estas especies destacan las familias Psittacidae (guacamayas, pericos y cotorros) y Strigidae (búhos, tecolotes y lechuzas) por su gran número de especies en categoría de riesgo.
Dentro del bosque de coníferas en el Nevado de Colima se encuentran 21 especies de aves que utilizan las cavidades de árboles para anidamiento, de las cuales dos de ellas se encuentran en algún estatus de conservación. En los bosques templados, la presencia de árboles secos se debe principalmente a una interacción biótica milenaria entre los árboles y los escarabajos descortezadores. El papel ecológico de estos insectos es fundamental en la dinámica de estos bosques, ya que regulan las poblaciones de especies vegetales (ej. género Pinus) y promueven el recambio de dichas especies permitiendo, la formación de pequeños claros en el bosque, que permiten que se establezcan otras especies, favoreciendo el equilibrio natural del bosque.
Sin duda que la existencia del Nevado de Colima y su reconocimiento oficial como Parque Nacional, es de un gran beneficio para todos y por lo que todos, principalmente los usuarios o visitantes, tenemos la obligación de velar por su preservación, reconocer lo que se hace, desde las alturas, por quienes han aceptado la tarea y han tenido el celo de ir revirtiendo los afectos negativos hechos, en su tiempo por la Industria Papelera de Atenquique, que en su calidad de empresa paraestatal, llevó a cabo tras mantener durante 50 años seguidos y por decreto, el uso y “aprovechamiento” de los recursos forestales, así como en el pasado reciente, quienes pastoreaban ganado o bien realizaban clandestinas talas de su arbolado, lo que se está atendiendo al haber sembrado ya más de 300 mil especies nativas o endémicas del lugar, criadas en su propio vivero, bajo la vigilancia de José Villa Castillo.
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