No
puede concebir la vida sin alcohol. Llegará el día en que no podrá concebirla
sin éste ni con éste. Entonces conocerá como pocos la soledad. Estará en el
momento de dar el salto al otro lado. Deseará que llegue el fin.
—
Alcohólicos Anónimos, p. 152
El
dilema que me mantenía cautivo como alcohólico activo también me llenaba de
terror y confusión: “Si no me tomo un trago me voy a morir”, competía con “si
continúo bebiendo, esto me va a matar”. Ambos pensamientos obsesivos me
empujaban aun más cerca del fondo. Ese fondo produjo una total aceptación de mi
alcoholismo —sin reserva alguna— y esto fue absolutamente esencial para mi
recuperación. Con esto, me veía enfrentado a un dilema sin parecido a ninguna
experiencia anterior; pero, como llegué a entender más tarde, era necesario
enfrentarlo si había de tener éxito en este programa.
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