Juan
José Ríos Ríos
Una
verdad ignorada por casi todos los trabajadores de México, incluyendo de
industria, comercio o del campo, era el conocer que por lo que se trabajaba no
era compensado con un salario digno por parte de los empleadores, solapado e
incluso auspiciado por los mismos “líderes” sindicales, razón por la cual
cualquier persona que prestara sus servicios, ya no se diga de tipo doméstico,
“gozaba” de los salarios más bajos de América del Norte, Centroamérica y cono sur
del continente.
Esto se conoció con el cambio de
régimen en el país, cuando a estas alturas, a cuatro años de iniciado y por los
aumentos aprobados por los representantes de los trabajadores, patronales y a
insistencia del Gobierno Federal, a través de la Secretaría del Trabajo, por lo
que, a decir de voces externas, México se encamina a lograr que la mayoría de
la población cuente con un trabajo decente.
“La ratificación de los convenios
internacionales, la reforma laboral y la política de recuperación salarial, son
elementos que van a generar en cadena una dinámica de justicia social que
está en marcha”, se publica en un boletín por información surgida de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT).
Pedro Furtado de Oliveira, jefe de
la oficina en México, señaló que los actores del mundo laboral deben acompañar
este proceso, es decir, el sector privado, que está recalificando su mano
de obra y capital humano, y los sindicatos, que deben responder a las demandas
de los trabajadores.
“Estamos
en un momento muy importante y fecundo para que esa justicia social sea sólida
y duradera, concepto que la OIT adoptó”, consideró el declarate.
En entrevista dijo que el país vive
un momento en que la estructura tradicional laboral está en proceso de cambio, con desafíos
importantes, como la informalidad y las modalidades atípicas derivadas de la
pandemia de covid-19, como el empleo a través de plataformas digitales. El originario
de Brasil, destacó la ratificación por el gobierno de los convenios 189, sobre
las trabajadoras del hogar, y 190 contra la violencia y el acoso laboral, con
el objetivo de prevenir y eliminar esta problemática.
“Esos elementos, que pueden parecer
sencillos pero son momentos importantes, de a poquito van generando una agenda
entre el empleador y el trabajador, para lograr mejores condiciones de empleo”,
agregó.
Consideró trascendental la
reforma laboral en el país que garantiza libertad sindical y negociación
colectiva, cuyos resultados aún deben valorarse, estando por verse el impacto; hay
mucha presión para que haya resultados concretos, aunque los avances con los
contratos colectivos están en proceso de legitimación. “Otro elemento que
coadyuvará a alcanzar un trabajo decente, es la reforma para duplicar el número
de días de vacaciones, de seis a 12, cuya eventual aprobación está pendiente en
la Cámara de Diputados.
Finalmente dijo que hay elementos
para demostrar que, justamente, cuando un trabajador puede sentarse a laborar y
descansar en su momento adecuado, genera una dinámica muy positiva para la
productividad, pues quien no descansa lo suficiente puede ocasionar accidentes,
muertes y enfermedades.
Un estudio de la OIT indica que
alrededor de 750 mil trabajadores mueren al año a causa de ataques al corazón o
derrames cerebrales debido a largas jornadas laborales. En México, cada
trabajador invierte un promedio de 2 mil 246 horas anuales en laborar,
equivalentes a cerca de 43 horas por semana, según datos de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
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