Pedro
Vargas Avalos
Dos
concentraciones de mexicanos, nos presentaron el espectro nacional en cuanto a
la política. Una marcha, se llevó a cabo el 13 de noviembre pasado, y la
segunda, el domingo 27 del mismo mes. Su denominación respectiva, fue: en
“Defensa del INE”, la primera en dode participaron las oposiciones al gobierno
de la Cuatro T, y más específicamente contra el presidente Andrés Manuel López
Obrador; la segunda, se intituló por el propio mandatario, como “festejo por la
Transformación de México” en su cuarto aniversario.
Como escribimos hace días: “En la
marcha del domingo 13 de noviembre, se unieron, al menos para protestar, todas
las oposiciones, llámese panistas, priístas, perredistas residuales, oligarcas,
reaccionarios, derechistas y hasta despistados. El objetivo -real- fue
protestar contra AMLO y el cambio que simboliza; la excusa, defender al INE
oneroso, surgido bajo el sistema de cuotas y cuates.”
Los convocantes, de un lado fueron
empresarios que militan en organismos -ONG’S- y dirigentes de partidos
políticos adversarios a Morena y sus aliados, defensores del primer magistrado
federal. Por la otra parte, lo fue el mismísimo jefe del ejecutivo nacional y
desde luego, sus apoyantes, ya organismos civiles ya partidos políticos de la
alianza “Todos Hacemos Historia” (Morena, PT y PVEM).
Los impugnadores del régimen, no
solo desfilaron en la ciudad capital del país, del Ángel de la Independencia al
monumento a la Revolución, sino que también lo hicieron en 60 poblaciones de la
República, sumando en la urbe azteca como doscientos mil marchistas que sumados
a los que desfilaron en otros lugares, quizás alcanzaron la cantidad de 600 a
800 mil personas, entre adultos y menores de edad. Por lo que ve a los que
respaldan a la Cuatro T y a su guía, que es AMLO, concentrados solo en la sede
del gobierno federal, se calcula que fueron un millón doscientos mil
individuos. Ellos marcharon desde el Ángel ya mencionado, hasta el zócalo capitalino.
En cuanto a los líderes que
encabezaron los desplazamientos, quienes dijeron que defendían al INE, fueron
muy variados (desde Claudio X. González, hasta Alejandro “Alito” Moreno,
pasando por cabecillas de ONG’S, aspirantes presidenciales y funcionarios de
elección popular de oposición, los cuales tuvieron como punto final un espacio
en la plaza de la Revolución, donde haría uso de la palabra su vocero. Por lo
que ve a los partidarios del obradorismo, el centro de atención fue su fundador
(AMLO), quien, compartiendo apretujadamente con el pueblo, duró cinco horas y
media caminando para recorrer el trayecto, que culminó en un templete ubicado
en la plaza de la Constitución (zócalo).
Los oradores de cada movimiento
multitudinario, fueron, por los antilópezobradoristas, José Woldenberg,
calificado como el ”santón” del INE, por
haber sido el primer presidente de dicho organismo y además, ser el mentor
entre otros, de los inefables consejeros actuales, Lorenzo Córdova y Ciro
Murayama. En cuanto al obradorismo, su heraldo fue el primer mandatario, puesto
que la médula de la concentración era rendir un informe por el cuarto año de
gobierno cuatroteísta. Los sitios finales de cada marcha, son de plano
distintos en tamaño, siendo mucho mayor el del zócalo.
Después de cada marcha, los
defensores del INE, hicieron mil y una declaración, todas muy exaltadas,
alabando su móvil, así como defenestrando al gobierno y su cabeza, de la cual
lo menos que le dijeron fue “pata rajada”. Menos virulentos, pero sin dejar de
loar sus banderas, los seguidores de AMLO, no le regatearon encomios, en tanto
éste expresó que lo sucedido era "un festejo" de la
"transformación de México”, la cual no la podrán detener.
Sobre cada marcha, dice Jorge Zepeda
Patterson: la del 13, “dejó en claro que existe una inconformidad entre muchos
ciudadanos respecto al gobierno de la llamada Cuarta Transformación” y luego
opina sobre la de corte oficialista: “incluso rasurada de la espuma de
acarreados, es una expresión de algo más profundo que la oposición se niega a
asumir, y me parece que es parte de su problema. Los niveles de aprobación que
consistentemente superan 60 por ciento a lo largo ya de cuatro años, el voto
que ha favorecido a Morena en 20 de las últimas 22 elecciones estatales o la
movilización de masas que genera la 4T son tres síntomas del mismo fenómeno: se
ha tejido una relación identitaria entre los grupos mayoritarios y el
movimiento político que encabeza López Obrador.” (milenio,29-11-22, pensándolo-bien/el-tamaño-importa).
Ya sabemos que la inmensa mayoría de
periódicos impresos y de noticieros de radio y televisión, son acervos críticos
de la administración morenista. Sin embargo, se dice en Reporte índigo del
lunes 28 de noviembre: “La Marea Guinda…El Presidente caminó cobijado por
decenas de miles de personas…para conmemorar cuatro años de su gobierno,
presumir el respaldo multitudinario…y mostrar que sus ‘corcholatas’ no están
divididas”. El Publimetro de igual fecha cabecea: “Multitudinario respaldo a
AMLO”. Y rematamos con El Informador y Milenio, donde aquél afirma que el
presidente rechaza la reelección (ante gritos de marchistas que le pedían
repetir mandato) y el segundo diario, difunde: “Mi modelo es el humanismo
mexicano” y apunta que el informe dio cuenta de 110 acciones realizadas en el
cuatrienio.
Un medio de comunicación influyente,
lo es Televisa. En el programa de Leo Zuckerman, (La hora de opinar) una
invitada (Blanca Heredia, Doctora en Ciencia Política por la Universidad de
Columbia y Licenciada en Relaciones Internacionales por el Colegio de México)
asevera: Fue un ejercicio que…me pareció… cuando se convocó por el Presidente,
como respuesta a la marcha del 13 (de la clase media o fifi)…Pero el 64% de
aprobación al mandatario, con algunos logros y faltantes sobre todo en
seguridad, me llama la atención; el apego de miles y miles de personas a López
Obrador, el ambiente festivo en general que imperó en la marcha, simboliza el
afán de la gente que antes no tuvo representante en el poder. Había personas
alegres, con signo positivo, que da color a ese 64% de aprobación al
Presidente. “La marcha le dio cara humana”. Por cierto, Zuckerman, admitió que
Amlo es un fenómeno en la política mexicana, aunque “a mi no me acaba de
convencer esa especie de culto a la personalidad, lo cual no me gusta nada”.
Terció Sabino Bastidas, (abogado y analista político, así como director del
Despacho de Consultoría Política Pensar Diferente Consultores) quien clarificó
el tema de lo que significaron las dos marchas de noviembre: Fue un fresco de la
política mexicana, de dónde está el poder en México, es una radiografía de como
se presentará la elección de 2024. Fueron los dos actos, como símbolos de la
nación: el México de más ingresos y el de menos; una marcha rosa, por no
decirle fresa, que acaba desastrada ante la del 27. Y calificó al mandatario como “fenómeno
político que hay que entender” algo atípico en el medio nacional, por su
popularidad y arrojo personal, aunque el pueblo lo protegió, concluyendo: “No
tengo duda de quien tiene el poder y si se propone, lo conservará”. Finalmente,
Karla Motte, (historiadora con maestría por la UNAM y politóloga) agregó: El
carisma de Amlo es inédito en nuestra historia. Eso implica un proceso de
popularidad…el personaje es querido por muchos desde hace bastante tiempo. El
obradorismo se manifiesta desde hace bastantes años, (recordemos la marcha
enorme cuando el desafuero), lo cual revela que las personas se reúnen por la
emotividad, (resuena a la “bola” de la Revolución), diferente a la del 13, cuyo
móvil sobre el INE se mezcló con mentiras como su desaparición.
Por otra parte, los defensores de la
marcha del 13, señalan y estigmatizan a la del 27, porque dicen se organizó
desde el poder con derroche de recursos públicos, y hasta denuncias han
presentado. Amlo, les contesta escuetamente: Aporten pruebas. Y comentó en la
mañanera del lunes 28 de noviembre: “estoy muy contento, feliz y sobre todo muy
agradecido con la gente, con todos, porque se volvió a dejar de manifiesto la
bondad, la generosidad, la solidaridad de nuestro pueblo. Es una fórmula
efectiva y no falla: si se atiende al pueblo, la gente responde.”
Así pues, no cabe duda de lo que significaron
las dos marchas. Son el mosaico de nuestra Patria. Que cada quien saque sus conclusiones.
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