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domingo, 4 de diciembre de 2022

Como me lo relataron, te lo cuento


 

Un momento por favor

 

José de Jesús Juárez Martín

  

  Aunque era tarde, la gente salió al ver llegar a la policía a aquella casa que por la noche se llenaba de ruidos y de sombras tambaleantes que se perdían por las calles al amanecer de cada fin de semana.



            Nadie sabía quiénes eran los invitados noctámbulos que regularmente llegaban después de las 10 de la noche desde hacía 4 o 5 meses y llenaban con sus autos la estrecha calle cerrada, el desconocimiento de su identidad y de sus entretenimientos o asuntos nocturnos de cada ocasión se guardaban celosamente tras de aquellas cortinas metálicas que resguardaban las puertas y ventanas de la silenciosa casa deshabitada durante el día, era un secreto que se prolongaba desde hace mucho tiempo.


            Anoche, justo el fin de semana, de este esplendido mes de octubre, el silencio se hizo temprano y los visitantes parecían tener prisa por retirarse después de las doce de la noche, antes de la una de la mañana, después de expresiones y los gritos de alegría que acostumbraban tener en cada reunión en aquella silenciosa casa durante cada día y que sólo cobraba vida por la noche de los fines de semana.


Una grande mancha  de sangre  en el patio quedó al descubierto, y un goteo de sangre de la puerta hasta la puerta de un vehículo estacionado quedaron visibles ante la brillante e irrespetuosa luz de la luna llena,  fue cuando llegaron personal de la Autoridad y de la Guardia Civil, después de su comunicado y alertamiento de su repentina salida y dispersión se presentaron pistola lista,  los 5 gendarmes con su Comandante encabezando el contingente armado, por una gran mancha de sangre que dejaron en su salida en el dintel de la puerta de la casa mencionada,   por la mancha pensaron en un algún delito, herido, o asesinato, por eso con cautela penetraron a la oscura casa, poco después de la una de la madrugada, cuando de ordinario la salida de los asiduos visitantes eran después de las dos de la mañana, para quedar en calma al derredor de las cuatro o cinco de la mañana, de ahí la cautela con que se presentaron a la casa los guardianes de la ley.





Luego, salieron molestos algunos, otros carcajeándose de la situación. Por no haber encontrado rastros de lo que temían los vecinos que alertaron a la Autoridad, subieron a sus camionetas, llevaban envuelto en manteles rojos y blancos algo de mediano tamaño, algunas botellas de licor a medio consumidas y dos o tres envoltorios chicos de a kilo en un saco, se retiraron ante la mirada de los testigos en una escena llena de confusión.


La presencia de la policía, el secreto de la breve investigación, la sangre en el patio, la actitud desconfiada con pistola en mano de los guardias y el bulto recogido a toda prisa, pareció confirmar la suposición de un crimen que no se ha publicado y que la quietud de la casa guarda entre sus muros.  


Sin embargo, ayer por la noche, el político esperado no se presentó en la casa mencionada, los anfitriones e invitados pretendieron dormir temprano, no contaban con el temor y la alarma de los vecinos que llamaron a la policía, por su repentina salida de la casona aquella donde se reunían de ordinario con un horario mucho más amplio.





Después de la comilitona nocturna dejaron los visitantes, unos inconfundibles cuernos de chivo, como testimonio de la sabrosa birria al estilo Sur de Jalisco, los guardianes de la ley, no encontraron delito alguno manifiesto que perseguir y se llevaron el resto del chivo para el recalentado de ahora, con sus respectivos kilos de tortillas, como desagravio a sus servicios prestados a la comunidad que pidió se investigara el misterioso caso de la deshabitada casa y sólo ocupada por la noche del fin de la semana.




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