¡Egoísmo-concentración
en sí mismo! Creemos que esta es la raíz de nuestras dificultades. Acosados por
cien formas de TEMOR, de vana ilusión, de egoísmo, de auto conmiseración, les
pisamos los pies a nuestros compañeros y éstos se vengan. A veces nos hieren
aparentemente sin provocación, pero invariablemente encontramos que alguna vez
en el pasado tomamos decisiones egoístas que más tarde nos colocaron en la
posición propicia para ser lastimados.
Así
es que nuestras dificultades, creemos, son básicamente producto de nosotros
mismos; surgen de nosotros y el alcohólico es un ejemplo extremo de la
obstinación desbocada, aunque él piense que no es así. Por encima de todo,
nosotros los alcohólicos tenemos que librarnos de ese egoísmo. ¡Tenemos que
hacerlo o nos mata! Dios hace que esto sea posible. Y frecuentemente parece que
no hay otra manera de librarse completamente del "yo" más que con su
ayuda. Muchos de nosotros teníamos gran cantidad de convicciones morales y
filosóficas, pero no podíamos vivir a la altura de ellas a pesar de que
hubiéramos querido hacerlo. Tampoco podíamos reducir nuestra concentración en
nosotros mismos con sólo desearlo y tratar de hacerlo a base de nuestro propio
poder. Tuvimos que obtener la ayuda de Dios.
Éste
es el cómo y el porqué de ello. Ante todo, tuvimos que dejar de "jugar a
ser Dios". No resultaba. Después, decidimos que, en lo sucesivo, en este
drama de la vida, Dios iba a ser nuestro Director. Él es el Jefe; nosotros somos
sus agentes. Él es el Padre y nosotros SUS HIJOS. La mayoría de las buenas
ideas son sencillas y este concepto fue la piedra clave del nuevo arco triunfal
por el que pasamos a la libertad.
Cuando
asumimos sinceramente esa actitud, toda clase de cosas admirables sucedieron.
Teníamos un nuevo Patrón. Siendo Todopoderoso, Él proveía todo lo que
necesitábamos si nos manteníamos cerca de Él y desempeñábamos bien Su trabajo.
Establecidos sobre esta base, empezamos a interesarnos cada vez menos en
nosotros mismos, en nuestros pequeños planes y proyectos. Nos interesamos cada
vez más en ver con qué podíamos contribuir a la vida. A medida que sentimos
afluir en nosotros un poder nuevo, que gozamos de tranquilidad mental, que
descubrimos que podíamos encarar la vida satisfactoriamente, que llegamos a
estar conscientes de Su Presencia, EMPEZAMOS A PERDER NUESTRO TEMOR AL HOY, AL
MAÑANA O AL FUTURO. Renacimos... (Libro Texto básico de Alcohólicos Anónimos,
pág 62)
Estás
24 hrs. No bebo alcohol. Solo por la Gracia de Dios...
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