Víctor
Hugo Prado
En el
primer día de noviembre, José
Woldenberg, político, investigador y académico mexicano, expresidente del IFE, autor
de más de diez libros sobre temas políticos y una de las voces más calificadas
en temas de transición democrática en el país, publicó el artículo en El Universal, al que llamó No a la reforma electoral, un texto que
de forma clara y entendible, expone de manera contundente por qué no debe
aprobarse la reforma que pretende impulsar el Presidente de la República, su
partido y aliados. Que he tomado para este comentario, el cual sintetizo:
1. No conviene
alinear al Instituto a la voluntad presidencial. La autonomía es necesaria para
contar con una autoridad que ofrezca garantías de imparcialidad a todos.
2. Al acabar con los
institutos y tribunales locales se desconoce que somos una república federal (no
centralista), el INE, no podría hacerse cargo de las elecciones locales.
3. Se pretende
debilitar a los partidos opositores cancelando el financiamiento público “ordinario”, de
tal suerte que solo recibirían recursos en los años de elecciones federales.
4. Se quiere quitar
al INE la confección del padrón, para entregárselo (imagino, dice él) a la Secretaría de
Gobernación. Lo que puede ser un retroceso en la construcción de la necesaria
confianza.
5. A diferencia de
las ocho reformas aprobadas desde 1977, ahora el motor de la misma no son las
exigencias de los partidos opositores, sino los deseos del presidente.
6. Lo óptimo es que
los cambios sean con el consenso de los partidos, que las regulaciones cuenten
con el aval de todos los “jugadores”, mientras que lo que hoy se busca son
los votos suficientes para aprobarla, aunque un buen número de
formaciones políticas estén en desacuerdo.
7. México, por su
diversidad, no puede privarse de contar con un organizador electoral imparcial
y unos tribunales no alineados capaces de desahogar la espiral contenciosa.
8. Como dice la sabia
conseja: “lo que funciona no lo toques” y menos lo destruyas.
9. Las instituciones
electorales son el soporte de nuestra germinal democracia. Convertirlas
en correa de trasmisión del poder presidencial acabaría no solo por
desfigurarlas a ellas sino a nuestro régimen político.
1
. La democracia
es el único régimen capaz de cobijar la diversidad política-ideológica que
modela a México. Y en ese terreno se juega con fuego si se pretenden
regresiones.
Por ello, estoy cierto que debemos defender al INE, no
podemos permitirnos regresar al México de los 50 y 60 del siglo pasado. Cuando
existió una presidencia sin contrapesos institucionales, en la cual la prensa
estuviera alineada a la voluntad presidencial y los órganos electorales fueran
un apéndice del gobernante en turno ¿usted qué opina?
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