Fernando G. Castolo*
El
primer texto que se conoce de Vicente Preciado Zacarías (1936-2021) fue
publicado en el medio periodístico "El Vigía" el 20 de enero de 1957,
cuando nuestro futuro Maestro Emérito de la Universidad de Guadalajara contaba
con 20 años de edad; se trata de una breve prosa titulada “El Hombre”, donde ya
se aprecian los rasgos característicos de su pulcra pluma.
Sólo
por hacer una mera comparación con otros importantes creadores literarios de
Zapotlán, el llamado “Abate Benigno”, José Alfredo Gómez Ugarte (1874-1943),
publica su sentida poesía “A Zapotlán” en el periódico "El Faro", en
diciembre de 1895, con 21 años de edad; de Guillermo Jiménez (1891-1967)
sabemos por el medio periodístico "El Cometa", en su edición del 29
de octubre de 1911, que es considerado ya un “inspirado vate”, cuando nuestro
futuro plenipotenciario tenía 20 años; por su parte María Cristina Pérez
Vizcaíno (1916-1997) se inaugura como poetisa el jueves 28 de abril de 1932,
según lo da a conocer la nota periodística del "Plus Ultra", donde
resaltan: «[…] ¿Tendrá nuestra Patria una poetisa grande en esa niña de 14 años
[… en realidad tenía 16 años…] que bebe en la fuente clara de una escuela el
sentido de la existencia? […]».
Juan José Arreola Zúñiga (1918-2001) lo hace el 1 de enero de 1941 con 22 años de edad, igualmente a través de las páginas de "El Vigía"; Roberto Espinoza Guzmán (1926-1984) se inicia en este campo hacia 1947, a través de las páginas de la revista "Tribuna", cuando «el poeta del color y la blancura» contaba con 21 años de edad; mientras que su futura esposa María del Carmen Virginia Arreola Zúñiga (1933) se inaugura a los 18 años de edad, participando dentro de los Juegos Florales de Zapotlán en 1951, obteniendo el tercer lugar.
Y,
un caso más, el de uno de nuestros actuales máximos exponentes literarios,
Marcos Hiram Ruvalcaba Ordoñez (1988), quien hiciera su formal presentación
como escritor también a los 18 años de edad, cuando en 2006 publica la plaqueta
"Nunca y otros cuentos". En todos estos ejemplos existe un ejercicio
de escritura trascendente.
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