Víctor
Hugo Prado
En días
recientes, tuve la oportunidad de cursar el módulo de Movimientos y
organizaciones sociales en el ITESO, el cual tiene la finalidad de analizar el
trabajo de las organizaciones sociales y su aporte al fortalecimiento de la
ciudadanía y de la democracia, en un diplomado en Gestión Pública. Entre los
distintos temas estudiados, revisamos que gana la ciudadanía manifestándose contra
aquello que desencanta, parece injusto, representa una regresión o atenta
contra los derechos humanos.
Yo,
me quedé con la tesis de Olga Onuch, profesora adjunta de Ciencias Políticas en
la Universidad de Manchester, que afirma que “las manifestaciones organizadas
también son un recordatorio crucial de que la gente tiene tanto el
poder como el derecho de pedir un cambio”.
Y así
fue la manifestación por la defensa del INE del domingo que se dio no solo en
la ciudad de México, sino en las principales plazas del país. Fue un
recordatorio crucial de que el pueblo tiene tanto poder como derecho para pedir
que se revierta la intentona de impulsar una reforma electoral que no conviene
al andamiaje del sistema democrático construido con el esfuerzo de muchos
mexicanos que tuvieron que enfrentar las resistencias con fraudes, marchas y
plantones y en muchos casos con la vida misma.
La
marcha no tiene que ver con la defensa per se del INE, la defensa del INE es defender
la joven democracia alcanzada por los mexicanos. Se trata de la defensa del
régimen democrático que tiene como características el fomento del pluralismo,
donde se permite la competencia político-electoral, el que garantiza que se
celebren elecciones auténticas, en el que se respeta el principio de mayoría y
que basa su existencia en una norma de orden superior, es decir en un Estado
constitucional.
Se
trata de defender un régimen que permite elegir libremente a los gobernantes
sin la intervención del gobierno como árbitro. Donde el ciudadano pueda
expresar su libertad política para decidir quién tomará las decisiones de gobierno
en su representación. Para ser tratados con igualdad política donde los
individuos tengan los mismos derechos y sean iguales ante la ley, donde cada
persona tiene un voto y todos los votos valen lo mismo. Para lograr la plena
representación política indispensable de las democracias modernas, porque en
ellos recae la responsabilidad de proteger los derechos fundamentales incluyendo
a los de las minorías.
Las
manifestaciones del domingo, dan cuenta de que importantes sectores de la
sociedad no están y no estarán dispuestos a que aceptar una reforma regresiva
que se impulsa desde el gobierno para crear a modo condiciones que les
garanticen continuidad política y gubernamental con un árbitro vendido.
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