La
reactiva marcha que se anuncia será el 27 de noviembre, convocada desde el
poder, para fortalecer al poder, donde el orador principal será quien ostenta
el poder, para adular su propio poder, está en proceso de organización. Los
gobernadores del partido en el poder definen cuotas de asistentes, también lo
hacen los delegados en las entidades, los diputados federales y locales, los
alcaldes, los funcionarios de la administración pública y por supuesto los
dirigentes de los partidos aliados.
La
madre de todas las marchas está en proceso, para demostrar que la que viene
será más grande que las realizadas el pasado 13 de noviembre, donde de manera genuina
y espontanea se llevaron a cabo en la Ciudad de México y un importante número
de ciudades del interior de la república para manifestar la defensa a la
Democracia, logro de generaciones. Con esas le quitaron al presidente el monopolio
de la marcha y la calle que ahora desea recuperar.
La
marcha del 29 será una marcha oficialista para intentar opacar los números de una
protesta legítima y reivindicatoria. Para defender el status quo con el uso
indiscriminado de los recursos públicos que se traducirán –usted lo verá- en
pago de autobuses, lonches, refrescos, mantas, lonas, operadores, gasolinas y
por asistencia al evento. En donde en primera línea estarán los beneficiarios
de los apoyos sociales, el de las personas adultas mayores, el de personas con
discapacidad, Sembrando vida; en fin, de esos apoyos que se aplican más para
mantener una relación clientelar entre gobierno y sectores sociales, que para
impulsar el desarrollo social.
El
pretexto de la convocatoria del 27 es acompañar al presidente para que rinda el
cuarto informe de gobierno, para demostrar que la gente está feliz con este
gobierno, para refrendar el apoyo popular que dictan las encuestas. No me
imagino una marcha con mantas, carteles y consignas que digan vengo a apoyar al
presidente, te amo, eres el único, eres el mejor, el más popular del mundo
mundial, el más bello.
Será
la antítesis de las marchas que reclaman que aparezcan los desaparecidos, para
hacer justicia por los feminicidios, para que haya medicinas y servicios dignos
en los hospitales públicos, para exigir la pacificación del país envuelto en
llamas, contra la carestía de los precios, se incluye a las gasolinas, contra
el aumento de peajes en carreteras de cuota, contra la desaparición de la
escuela de tiempo completo o contra el mal manejo de los recursos públicos, que
los hay.
No,
la marcha del siguiente domingo, no será para exigir, será para manifestar la
querencia a un hombre, aunque para ello tengan que desdoblarse los recursos
públicos, para una marcha de Estado.
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