Juan
José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán
A media
luz, es un tango cuya letra pertenece a Carlos César Lenzi y la música es
de Edgardo Donato, estrenado en 1925 en Montevideo, Uruguay. Con todo respeto
para los autores y amantes del tango y del mismo en su contenido y letra, el
título lo empleo para opinar sobre el estado que guarda la considerada Ciudad
Media, nuestra querida Ciudad Guzmán, en el sentido de su pobre alumbrado
público. Nada que ver con el sentido del tango, pues no es muy romántico ni
seguro, una iluminación (luz) como la que se tiene, incluso en el mismo Jardín
Principal Cinco de Mayo, es un ejemplo muy claro, cómo será en colonias y
orillas.
Esta apreciación no es sólo mía y por ello, haciendo eco al sentir de la población y por ser un tema de interés público, como parte de la labor de un periodista, el de opinar y transmitir el sentir de los ciudadanos respecto de los males que les aqueja, nos unimos a esas voces ante la ausencia de acciones para corregir el problema, producto de gobiernos ambiciosos y entreguistas de los bienes y de los recursos públicos, que ponen en riesgo la integridad, la seguridad y protección de bienes de quienes habitan en esta comunidad, dañando de paso la imagen de una ciudad que no merece tal trato, que le han dado sus últimos gobiernos, que ahora dicen ir por sus fueros.
En realidad, de lo que se hizo o
cumplió como parte del proyecto con el que se sustentó la concesión del
servicio del alumbrado público, al parecer a una empresa privada, este servicio
tan vital no mejoró o superó lo que se tenía en la materia, sí hay instaladas
lámparas más brillantes, pero producen una iluminación radial, es decir, sólo
emiten una luz vertical que cubre poca distancia y no es suficiente para
generar y garantizar un iluminación y seguridad que el alumbrado de una ciudad
requiere para la seguridad de sus habitantes.
Además de eso, por lo que se ha
dicho por el actual gobierno en Zapotlán el Grande, el costo o gasto que genera
a las arcas municipales esta concesión, es muy oneroso, un pago mensual que
supera en mucho lo que antaño significaba mantener en condicione el alumbrado
público, una concesión, que al igual que la del aseo público, le significa una
carga muy pesada a las arcas municipales, que enrarece la de por sí baja
disposición de dinero para no solamente atender los pocos servicios
considerados como parte esencial y obligatorios de la administración municipal,
a lo que se suma el pesado costo de la nómina de empleados en un municipio con
tantas carencias, con mucha burocracia y erogaciones onerosas del todo y pobres
resultados.
No hace mucho tiempo se manifestó,
por el alcalde Alejandro Barragán Sánchez, la intención de someter a proceso
judicial la concesión del aseo público, precisamente por las fallas y omisiones
en que incurre la concesionaria, que no cumplen lo ofrecido por su parte en el
convenio celebrado con el gobierno de Alberto Esquer, independientemente de que
el costo se le considera del todo oneroso por el propio presidente municipal,
considerando que hay motivos suficientes para cancelar el compromiso pero,
hasta el momento, se desconoce la suerte de tal medida.
Haya o no acción legal para corregir
ambas anomalías, no es posible que la ciudad y sus habitantes sigan padeciendo
de ambos problemas, si hay o no la
intención, la disposición y las posibilidades de dejar sin efecto las
concesiones hasta ahora fallidas, ,la autoridad municipal debe entrar al quite,
entender que debe cumplir con su obligación de garantizar una efectiva y
adecuada recolección y confinamiento de la basura, que la ciudad, en general,
disponga de una eficiente y mejor iluminación en calles, avenidas y colonias y
que, de paso, si en el mismo jardín es notoria la pobreza de su iluminación, ¿cómo
será en los barrios y colonias del resto de la zona urbana?
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