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domingo, 23 de octubre de 2022

¿Y qué fue de la canción infantil mexicana?

 


 

José Luis Vivar

 

 

El pasado 6 del mes en curso se cumplieron 115 años del nacimiento de uno de los más grandes compositores de canciones infantiles: Francisco Gabilondo Soler, conocido en el mundo artístico como Cri-Cri, el famoso Grillito Cantor. Desde los años treinta hasta principios de los setenta del siglo XX su nombre era sinónimo de éxitos por sus temas dedicados a los niños. Un sector que desde entonces se le ha brindado poca o nula atención.



            Los primeros años de la vida de un niño son importantes para el desarrollo de su lenguaje, habilidades cognitivas, sensitivas y motoras; así como para conocer los valores morales que habrán de servirle para el resto de su vida. Todo lo anterior combinado de forma equilibrada entre el hogar y las aulas de una institución preescolar.

 

            En dicha formación académica es de vital importancia el acercamiento a las bellas artes, y una de ellas es la música, a través de canciones que despierten la imaginación, la creatividad y la capacidad abstracta. Se buscan temas cuya melodía sea pegajosa, con letras sencillas que alegren y memoricen las mentes infantiles para más tarde cantarlas; y si son de un ritmo atractivo quizás hasta se animen a bailarlas.


            Lamentablemente en la actualidad no es fácil encontrar variedad de producción de música infantil mexicana. Contrario a lo que sucede en otros países, el público infantil tiene muy pocos representantes. Fuera de algunas artistas que han cimentado sus carreras en las televisoras más conocidas, lo que vemos son destellos de cantautores que por falta de promoción son poco conocidos en el ámbito musical.


         

   Las llamadas rondas infantiles —la mayoría de ellas de origen ibérico—, esas que entonaban nuestras bisabuelas, continúan vigentes; lo mismo los juegos de palabras con estribillos repetitivos; y desde luego las canciones de Cri-Cri, que a pesar de las críticas de que son objeto, por considerarlas anacrónicas, todavía resultan adecuadas, aunque solo para los más pequeños.


            Esto último no es ninguna novedad. Algunos niños que pasan de los siete años manifiestan otros gustos musicales, quizás no adecuados para su edad, pero es lo que a diario escuchan en sus casas, en las calles o incluso en la escuela. Este bombardeo mediático de cantantes y grupos, no necesariamente juveniles, que interpretan canciones con letras que hablan de conflictos amorosos o enaltecen la violencia, son las que ellos repiten, muchas veces ignorando el significado de algunas palabras, pero que por estar de moda las hacen suyas.


            Hace ya bastante tiempo que la canción popular infantil dejó de interesar en nuestro país. Las nuevas tendencias musicales no se interesan por explorar esa etapa de la vida. En el horizonte artístico tampoco se avizoran compositores o cantantes interesados en presentar obras de ese género; o al menos no se conocen de forma masiva.


            Queda como herencia y como parte de la Historia el catálogo musical de Francisco Gabilondo Soler, y están a disposición de todos los que busquen hacer soñar a las nuevas generaciones. Mientras seguimos en espera de que aparezca alguien que sea el relevo de este genial compositor, y nos sorprenda como en su momento Cri-Cri logró hacerlo desde una estación radiofónica: la XEW.




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