domingo, 9 de octubre de 2022

Los Moros de Zacoalco


 

 Salvador Encarnación

 

  

Zacoalco festeja, el 4 de octubre, a su santo patrón, Francisco de Asís y ese mismo día inicia la Festividad de la Cofradía de Los Moros de san Francisco.




Cada año, por la tarde del día 4, pasadas las cinco, inicia el tradicional desfile de carros alegóricos por las calles de la población. Antaño representaban estampas bíblicas; desde hace décadas están dedicados a la reflexión de un problema social. Esta vez el tema fue el cuidado de la Madre Tierra “nuestra casa común” como lo indicaba una pancarta.


            La Cofradía la conforman cuatro moros y cada uno de ellos tiene su encargado. Del 5 al 11 de octubre se le hace, cada día, una ermita al santo de Asís en distinta casa. Los moros coronados ellos y montados cada uno en su caballo acompañan el traslado en andas de la imagen de santo de Asís.  Los alegra la música de la chirimía.





            La casa que recibe a la Cofradía invita a comer principalmente al barrio, no sin antes pedir una cooperación para la fiesta. Así, año con año, la Cofradía maneja un fondo económico que asegura la continuidad del festejo. En la comida se sirve, todos los días: picadillo rojo, pan tachigüal, atole de anís, y a la discre, ponche de granada. Se calcula que cada día asisten más de trescientas personas a la comida.

           

El traslado de regreso de san Francisco a la capilla de La Milagrosa es impresionante. Sale de su última ermita y las personas se arriman para colgarle cuelgas, dinero, flores, aplausos y llantos. Poco a poco se hace la multitud. El recorrido se hace lento. Los Moros resguardan la imagen. La música y el confeti abundan; es un recorrido barroco.


            No se tienen datos sobre su origen. El más lejano, hasta ahora, lo escribió Eduardo Luquín (Académico de la Lengua), en su libro (1967) Autobiografía. Él vivió en Zacoalco siendo niño, a finales de la primera década del siglo XX. Registró: “Por los días navideños [Los Moros], se les veía dirigirse hacia el templo parroquial, al paso lento y cansino de pobres cabalgaduras, precedidos de tambores y chirimías que hacían sonar un grupo de hombres en huaraches. Un gigantesco y estrafalario cimborrio revestido de lentejuelas y plumas de colores oscuros, les impedía hasta el más insignificante movimiento de cabeza…” Dos observaciones al texto. La Fiesta de la Cofradía siempre ha sido en octubre. Otra, la chirimía se compone del tambor y la chapetilla.   


            El 12 de octubre, último día, se celebra por la noche una kermés con castillo y baile. La Cofradía no descansa. Entre los alegres buscan a uno o varios, para que “agarren” el castillo para el próximo año.

 

 

 

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