J. Jesús Juárez Martín
Describir
la realidad es la misión principal de los medios de comunicación, en el
ejercicio de esta misión, el periodista ha de tratar de buscar la máxima
objetividad posible, debe explicar los hechos de manera transparente tal y como
han ocurrido dado que es un mero administrador de un bien ajeno como es el
derecho de los hombres y de las mujeres a saber qué pasa, a saber cómo sucede y
a saber por qué pasa.
Las
personas se vinculan con el mensaje desde su bagaje cultural, creencias e
ideologías, por lo tanto, partiendo de estas situaciones culturales se define
el sentido de la información que está recibiendo, a pesar de que es inevitable
desprenderse de este fondo subjetivo, los informadores deben intentar ser lo
más objetivos posibles a la hora de transmitir la información.
El
progreso acelerado de nuevas tecnologías para la difusión de información hace
necesaria con urgencia una "ética de la comunicación".
Está
claro que el contexto social, económico y cultural es un factor ineludible a la
hora de la selección de las comunicaciones y su modo de interpretarlas de
cualquier tipo de visión, fuera de estas realidades resultará deformada la
información.
La
misma profesión del periodismo, pragmática, es difícil si no acoge con agrado
la tarea de definir con ética la profesión, algo que puede perderse fácilmente
por intereses abstractos.
La
imagen que ofrezcan los comunicadores es indispensable para el acertado
conocimiento de una realidad, pues son muchas las personas que reciben en
nuestras localidades a través de los diarios, radio y televisión, básicamente
para relacionarse con su entorno o conocer información comercial, local o
internacional.
La
ética de la comunicación debe establecer el espacio donde se pueda reflexionar
y analizar los conflictos morales: los límites de la libertad de expresión; la
búsqueda obsesiva de la audiencia debe regularse por una ética cívica, y
respetuosa de terceros, sin difamaciones, uno son los hechos y cuidar de
opiniones y juicios es muestra de civismo y ética.
Los
comunicadores o informantes, que redacten que asuman los criterios morales y
cívicos que rijan su indispensable profesión, antes de que mediante presiones
sean las instancias políticas, judiciales, publicitarias, que asuman los medios
en forma mercantil.
Durante
los últimos años la sociedad ha tomado conciencia más clara de los riegos que
representa la oferta de los medios de comunicación que no se sujeten a
criterios morales, tampoco se han mantenido inactivos los partidarios de
eliminar cualquier restricción informativa, ya que presentan al hombre como
individuo libre de aceptar o rechazar lo propuesto por la publicidad emancipado
de tutelas externas.
El
ejercicio de la libertad, cada humano lo realiza con su propio perfil, y
someter la oferta de los medios a unos criterios sería limitar la diversidad de
posibilidades donde elegir.
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