Juan
José Ríos Ríos
Por
tratarse de los considerados eventos profanos, pero que forman parte del
programa de la tradicional Feria de Octubre en Ciudad Guzmán, como lo son los
toros de once, donde participan cientos y cientos de jóvenes, en su gran
mayoría estudiantes de prestigiados planteles educativos locales, sobre todo
por sus secuelas o posibles consecuencias, haciendo a un lado el tabú, definido
como la “Prohibición de hacer o decir algo determinado, impuesta por ciertos
respetos o prejuicios de carácter social o psicológico”, me permito comentar lo
difundido al respecto del evento celebrado el jueves 13 y el 20 del presente.
Sin duda que cada quien es dueño de
su suerte, que los jóvenes tienen derecho a divertirse, a disponer de su
tiempo, de practicar sus costumbres o tradiciones, actuando con plena libertad,
como sucede en este tipo de eventos, no está por demás, en razón de los riesgos
que se corren cuando se desbordan los ánimos o por negligencia, exceso de
confianza, de la bebida y de la imprudencia, por considerar como tal el
traslado durante el recorrido tradicional, esta vez una joven cayó de un
vehículo y otro más hizo lo que quiso montado en una ambulancia.
Aunque la joven mujer se levantó por
su propio pie, como se dice, sin duda fue un gran porrazo el que se dio, en la
espera y el deseo de que no haya sufrido consecuencias posteriores en su
economía corporal, mientras que el joven, varón vestido con ropas de mujer,
también se expuso mucho, pues el techo del vehículo que montó es metálico, pudo
sufrir un resbalón y caer al piso. Por fortuna no pasó eso, pero ambos casos
son dignos de considerarse por parte de quienes organizan este tipo de eventos,
para que exista más precaución y en su caso respeto por la seguridad y vida de
quienes participan en ellos.
Cabe señalar también, que estos
eventos donde participan los jóvenes estudiantes, son de los que procuran
observarlos a su paso una buena parte de la gente, les llama la atención por
sus ocurrencias y formas tan libres como actúan en la vía pública, donde cada
quien hace gala de sus gustos y preferencias, dándose el lujo de detener la
actividad cotidiana de la zona urbana, cuando, por grandes cantidades de
vehículos que emplean para hacer su recorrido por las calles de la ciudad,
impiden el libre tránsito de los demás, lo que en redes sociales se cuestionó
mucho por el tiempo perdido.
Al respecto hubo quienes reclamaron
la no participación de la Dirección de Tránsito y Movilidad, precisamente
haciendo su labor como controladores de la misma en la vía pública, entendida
ésta como la facilidad con la que las personas realizan desplazamientos, de
ellas mismas y/o de materiales, para satisfacer sus necesidades. Otros más
optaron por expresar sus opiniones en el sentido de dejar hacer y dejar pasar,
precisamente por tratarse de jóvenes participando en eventos propios de su edad
y parte del programa de feria.
Visto así, el tema parece ser
intocable, puede ocasionar molestias entre quienes puedan sentirse
considerados, pero nadie ha de negar lo ocurrido, lo visto y que, así es
también, son eventos cíclicos, que mientras haya fiestas de octubre en esta
cada vez más pequeña ciudad, porque son las mismas calles de siempre y cada día
hay más vehículos en movimiento y muchos ciudadanos haciendo sus actividades,
habrán de seguirse cumpliendo en su tiempo, pero que debiera ya de considerarse
ciertas regulaciones, principalmente en la búsqueda de la seguridad de los
participantes. No basta con suponer que cada quienes es responsable de sus
actos, en caso de una desgracia ¿Quién respondería?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario