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viernes, 21 de octubre de 2022

Los llamados toros de once


  

Juan José Ríos Ríos

 

 

Por tratarse de los considerados eventos profanos, pero que forman parte del programa de la tradicional Feria de Octubre en Ciudad Guzmán, como lo son los toros de once, donde participan cientos y cientos de jóvenes, en su gran mayoría estudiantes de prestigiados planteles educativos locales, sobre todo por sus secuelas o posibles consecuencias, haciendo a un lado el tabú, definido como la “Prohibición de hacer o decir algo determinado, impuesta por ciertos respetos o prejuicios de carácter social o psicológico”, me permito comentar lo difundido al respecto del evento celebrado el jueves 13 y el 20 del presente.



            Sin duda que cada quien es dueño de su suerte, que los jóvenes tienen derecho a divertirse, a disponer de su tiempo, de practicar sus costumbres o tradiciones, actuando con plena libertad, como sucede en este tipo de eventos, no está por demás, en razón de los riesgos que se corren cuando se desbordan los ánimos o por negligencia, exceso de confianza, de la bebida y de la imprudencia, por considerar como tal el traslado durante el recorrido tradicional, esta vez una joven cayó de un vehículo y otro más hizo lo que quiso montado en una ambulancia.


            Aunque la joven mujer se levantó por su propio pie, como se dice, sin duda fue un gran porrazo el que se dio, en la espera y el deseo de que no haya sufrido consecuencias posteriores en su economía corporal, mientras que el joven, varón vestido con ropas de mujer, también se expuso mucho, pues el techo del vehículo que montó es metálico, pudo sufrir un resbalón y caer al piso. Por fortuna no pasó eso, pero ambos casos son dignos de considerarse por parte de quienes organizan este tipo de eventos, para que exista más precaución y en su caso respeto por la seguridad y vida de quienes participan en ellos.



            Cabe señalar también, que estos eventos donde participan los jóvenes estudiantes, son de los que procuran observarlos a su paso una buena parte de la gente, les llama la atención por sus ocurrencias y formas tan libres como actúan en la vía pública, donde cada quien hace gala de sus gustos y preferencias, dándose el lujo de detener la actividad cotidiana de la zona urbana, cuando, por grandes cantidades de vehículos que emplean para hacer su recorrido por las calles de la ciudad, impiden el libre tránsito de los demás, lo que en redes sociales se cuestionó mucho por el tiempo perdido.


            Al respecto hubo quienes reclamaron la no participación de la Dirección de Tránsito y Movilidad, precisamente haciendo su labor como controladores de la misma en la vía pública, entendida ésta como la facilidad con la que las personas realizan desplazamientos, de ellas mismas y/o de materiales, para satisfacer sus necesidades. Otros más optaron por expresar sus opiniones en el sentido de dejar hacer y dejar pasar, precisamente por tratarse de jóvenes participando en eventos propios de su edad y parte del programa de feria.


            Visto así, el tema parece ser intocable, puede ocasionar molestias entre quienes puedan sentirse considerados, pero nadie ha de negar lo ocurrido, lo visto y que, así es también, son eventos cíclicos, que mientras haya fiestas de octubre en esta cada vez más pequeña ciudad, porque son las mismas calles de siempre y cada día hay más vehículos en movimiento y muchos ciudadanos haciendo sus actividades, habrán de seguirse cumpliendo en su tiempo, pero que debiera ya de considerarse ciertas regulaciones, principalmente en la búsqueda de la seguridad de los participantes. No basta con suponer que cada quienes es responsable de sus actos, en caso de una desgracia ¿Quién respondería?





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