domingo, 30 de octubre de 2022

La reforma electoral


 

Víctor Hugo Prado

 

 

Nuestro querido México se encuentra frente a un escenario complejo y riesgosos para mantener la vida democrática, así lo deja ver la reforma electoral que se promueve desde la presidencia de la república con el apoyo de la bancada morenista y aliados en el Congreso de Unión. De lo que se trata es de desmantelar al INE, creando una autoridad electoral nacional cuyos integrantes serían votados directamente por el “pueblo”, recortes a partidos políticos en el financiamiento y la aparición en medios de comunicación, reconfigurar el Congreso eliminando a 200 diputados de representación proporcional en la cámara baja y elegir a los 300 restantes por listas nacionales en lugar de distritos electorales. Se trata de eliminar al árbitro imparcial y afianzar el poder pleno en el legislativo a una sola fuerza política y aliados.



La Comisión de Venecia, ayer hizo pública una opinión sobre el proyecto de reforma constitucional del sistema electoral: considera que no contiene suficientes garantías para la independencia e imparcialidad de las autoridades que se proponen en la reforma, sostienen que “para quienes impulsan la reforma electoral de nada han valido las elecciones que desde el 1994 ratificaron la fortaleza institucional, el profesionalismo y la experiencia de las autoridades electorales autónomas e independientes para la democracia mexicana”. En los últimos 30 años, el antiguo Instituto Federal Electoral (IFE) y el actual Instituto Nacional Electoral (INE), con el apoyo de los organismos locales, han organizado 23 elecciones federales y 271 elecciones locales. Fue precisamente la fortaleza de las diferentes instituciones que conforman el sistema electoral lo que facilitó la realización de las elecciones con las que ganó el presidente, y las del 2021, las más grandes en la historia de México, sobre todo considerando que se realizaron en el contexto de una pandemia.




Convendría repasar que la vida democrática durante el siglo pasado fue turbulenta en los primeros 40 años por los acontecimientos previos a la revolución y posteriores al triunfo de la revolución. Que los 45 restantes fueron de dominación de un partido único, con elecciones a cargo del gobierno, inmerso en el control centralista, caracterizado por contiendas desiguales para las diferentes fuerzas políticas e imperando el fraude electoral. Ahí está el ejemplo de la elección de 1988, en donde Cuauhtémoc Cárdenas, aliado con un conjunto de fuerzas democráticas fue víctima del fraude. Por cierto, el organizador de la elección era la Secretaría de Gobernación y su titular era Manuel Bartlett, quien justificó el silencio informativo con un pretexto técnico: “se cayó el sistema”. Conviene saber que la democracia ha sido resultado de intensas luchas.     


La reforma que se propone, de aprobarse será el inicio de una dictadura, como la cubana, la de Nicaragua o Venezuela. En mi opinión no hay que permitirla.

 



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Popular Posts