Fernando G. Castolo*
La
antigua Zapotlán el Grande ha sido cuna de notables personajes que tuvieron la
oportunidad de gobernar otros estados de la República Mexicana, gracias a su
gran capacidad de liderazgo que sembraron en esas otras latitudes.
Como
ejemplo de ello, hemos detectado a José Francisco de Figueroa y Jiménez
(Zapotlán, 1802) quien fue Gobernador del Estado de Querétaro en 1842; Ramón de
la Vega y Escamilla (Zapotlán, 1811) fue Gobernador del Estado de Colima en
1867; Gildardo Gómez Campero (Zapotlán, 1851) también fue Gobernador de Colima
de 1887 a 1893; y, por supuesto, Alberto Cárdenas Jiménez (Zapotlán, 1958)
quien fue Gobernador del Estado de Jalisco de 1994 a 2000.
Sin
embargo, nuestras recientes investigaciones han localizado a un zapotlense más
que fue igualmente Gobernador del Estado de Colima en 1827 (según lo refiere el
interesante estudio de J. M. Rodríguez Castellanos en su título
"Gobernantes de Colima: 1522-1916"); se trata de Isidoro del Toro
Navarro, quien naciera hacia el año de 1787, hijo de José María del Toro y
María Francisca Navarro, quien casó en primeras nupcias con la zapotlense María
Rita de Aguilar y Cárdenas en 1807, y en segundas nupcias con la autlense María
Gertrudis Berdeja González (ignoramos el año), a quien, por cierto, dejó viuda
dado que don Isidoro del Toro fallecería el 5 de marzo de 1847.
Esta
su última esposa, ya viuda, contrajo nuevamente nupcias con el notable
hacendado zapotlense don Miguel Apolonio Ochoa Galván en 1849; mientras que su
hija, María Refugio del Toro Berdeja, casó con un hermano de su padrastro de
nombre José María Donato Ochoa Galván (quien fue mayordomo de las solemnidades
josefinas en 1864, 1876 y 1883), el 31 de agosto de 1850, cuando solamente ella
contaba con 15 años de edad.
Un año después fallecería, desapareciendo así
todo vestigio de la descendencia de nuestro personaje. Don Isidoro del Toro
Navarro, pues, pasa a la historia como uno de los grandes e ilustres personajes
de esta antigua Zapotlán, y debemos de sentirnos muy orgullosos de sabernos que
este rincón geográfico es, y seguirá siendo, una población grande por su gente.
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