Pedro Vargas Avalos
Los
mexicanos somos muy dados a pronunciar entre renglones lo que queremos decir,
para no expresar con franqueza algunos reclamos, opiniones o consejos. Por lo
tanto, si queremos entender el mensaje, debemos deducir el sentido de lo que no
se dijo con claridad.
Si lo antedicho es común entre toda
la gente, es doblemente habitual para los políticos, personas siempre reacias a
exponer con simple verdad lo que buscan o pretenden comunicar. Por eso, cuando
alguien habla mucho y poco se le entiende, solemos criticarlo diciéndole: “pareces
político”.
En días recientes, presenciamos una
toma y daca entre el presidente de la junta directiva de la Cámara de Diputados
Federal (el panista Santiago Creel Miranda) y el líder de la Junta de
Coordinación Política (Jucopo) de esa Cámara, el morenista Ignacio Mier Velasco,
teniendo como punto central el anuncio del primer mandatario nacional de
realizar una encuesta, para saber que opina el pueblo sobre “si el ejército
debe continuar coadyuvando para lograr la seguridad pública”.
Ya sabemos que para crear la Guardia Nacional (GN) el 26 de
marzo de 2019, hubo gran consenso de todos los diputados y senadores para ello,
y además, se aprobó en un artículo transitorio de la reforma constitucional
correspondiente, que las fuerzas armadas
permanentes estaban autorizadas para continuar apoyando las tareas de ese nuevo
organismo hasta 2024, con el fin de que tanto dicha Guardia como las corporaciones
policíacas estatales y municipales, se reorganizaran y capacitaran
eficientemente, a fin de otorgar la plena seguridad pública que los mexicanos
requerimos; logrado este empeño, el ejército y armada volverían a sus
cuarteles.
Como lo anterior, evidentemente no
se ha logrado, una legisladora del PRI (la duranguense Yolanda de la Torre,
ahora presidenta del Supremo Tribunal de su Estado) presentó iniciativa para
que las fuerzas armadas prolongaran su participación, en las tareas de
seguridad pública, hasta 2028. Incluso, la legisladora Cristina Ruiz Sandoval,
también del partido tricolor, planteó que fuese hasta el año 2029. La Cámara
baja aprobó con mayoría calificada (dos terceras partes de diputados
asistentes, por ser reforma constitucional) el 14 de septiembre, la reforma,
debiendo pasar al Senado para que se discutiese y aprobase en iguales términos;
como en esta Cámara alta, los senadores presentes que apoyan esa iniciativa no
lograron, por un voto, la mayoría calificada, esta propuesta no se votó y en
hábil estrategia legislativa, el 21 del mes pasado se regresó a comisiones,
para posteriormente debatir y votar, se supone que estando ya asegurada esa
indispensable votación idónea, lo cual
es probable sea este mes de octubre.
Considerando lo sucedido, el titular
del poder ejecutivo federal (Andrés Manuel López Obrador, Amlo) anunció el
septembrino viernes 23, que convocaría a una consulta popular sobre ese tema,
el cual, siendo tan delicado, no debe resolverse desde las cúpulas sino “que
sea el pueblo quien decida”, agregando: “No considero que se deba hacer con el
INE, pero sí que la gente pueda votar”. En consecuencia, será la Secretaría de
Gobernación quien instrumente esa consulta, que, no siendo vinculante, si puede
reflejar el punto de vista claro de la ciudadanía. Al respecto, Amlo sugirió
tres preguntas que se formularían a los votantes: a) si están de acuerdo con la
Guardia Nacional y su desempeño; b) si consideran que ejército y marina estén
hasta 2028 haciendo labor de seguridad pública o ya regresen a sus cuarteles, y
c)a que dependencia debe pertenecer la GN: a la Secretaría de la Defensa
Nacional (SEDENA), la Secretaría de Gobernación (SG) o la Secretaría de
Seguridad Púbica (SSP).
Ante esa declaración, ni tardo ni
perezoso, el domingo 25 del mes retropróximo, el diputado Santiago Creel, apenas
electo el uno de septiembre como presidente de la directiva de la Cámara de
Diputados para un año, se valió de tan privilegiado cargo para difundir un
video. En este, se dirige al Presidente de la República, “con respeto a su
investidura” pero en defensa de los diputados y de la Constitución, ante lo que
califica como “indebida intromisión” del ejecutivo, quien con la consulta
aludida, pretende “presionar socialmente a los legisladores”. Enseguida, en
especie de consejo no pedido, aduce Creel, que reformar la Carta suprema es
atribución del Constituyente Permanente (CP), (institución formada por las dos
Cámaras y los congresos locales de las
Entidades federativas), rematando con tajante frase: “nadie puede estar por
encima de él, menos una consulta que va en contra de la propia Constitución”. Según
este diputado panista, que aspira a ser candidato presidencial para 2024, el CP
es el máximo órgano del país y representante de la soberanía popular. Pero eso
no lo dice la Constitución, ya que esta precisa (art. 39) que la soberanía
nacional reside esencial y originariamente en el pueblo; que todo poder público
dimana de él, mismo que tiene en todo tiempo el derecho de variar la forma de
gobierno. Así pues, el flamante diputado Creel no dio bien la lección. Para el
día 28 pasado, Creel hizo pública la petición de una entrevista con el
mandatario para acordar, políticamente, lo que mejor convenga a la nación. Ese
fueron los “dimes” del panista.
Como es lógico suponer, el adalid de
la diputación (Jucopo), Ignacio Mier, inmediatamente salió en defensa del
primer magistrado, y le recitó sus “diretes” a Creel, a quien calificó de
“hipócrita”: “usted no es ingenuo, lo conozco y con todo respeto quiero decirle
que en el fondo ni le importa la Constitución ni el Constituyente permanente,
ni la seguridad de… los mexicanos, seamos honestos, usted lo que pretende es
iniciar la carrera para lograr la candidatura de su partido en las
próximas elecciones” presidenciales. Luego, le endilgó lo siguiente: No
reduzca ese honroso cargo de ser presidente de la Mesa Directiva de la Cámara
de Diputados que le fue conferido, ahí por la mayoría de las diputadas y
diputados, para convertirse en un simple vocero de su partido”, ya que ni
siquiera es -Creel-, vocero del Congreso que está compuesto por dos cámaras, y
mucho menos puede ser portavoz del CP y en tal situación, lo que hace el
panista, es ir contra la Carta Magna, y solo buscar posicionarse para
fortalecer su aspiración personal.
Para vigorizar esas ideas, el guía
de MORENA, Mario Delgado, terció y expresó que el video de Creel era una
desfachatez, y decía puras mentiras, ya que: “el presidente de la República,…no
invade ninguna facultad del Legislativo al promover una consulta ciudadana,
pues es promover la participación ciudadana y esta es una de las facultades que
tiene la Secretaría de Gobernación…fomentar el desarrollo político, contribuir
al fortalecimiento de las instituciones democráticas, promover la formación
cívica y la participación ciudadana…” (El Sol de México, 26 de septiembre).
Entonces, para hacer más interesante
el “dime y te diré” entre legisladores, el ejecutivo expuso: “que la opinión
sobre la permanencia del Ejército en las calles no se llamará “consulta” porque
tiene que buscarse el marco legal apropiado”, advirtiendo que el INE no
participará porque luego pide muchísimo dinero para “viáticos, desgaste, viajes
al extranjero para ir a ver cómo llevan a cabo las consultas en otras partes…”
y se busca no salga caro el sondeo de opinión. En cuanto al diálogo o
entrevista con el dirigente de la Cámara de Diputados, Amlo le sugirió al diputado
blanquiazul que hablara con el Secretario de Gobernación.
Los dimes y diretes se soltaron por
todas partes y entonces, tanto los diputados Creel y Mier, como el Secretario
de Gobernación (Adán Augusto López) y demás políticos involucrados, como que
quisieron que las aguas no se encresparan más.
Para alcanzar este objetivo, al terminar una reunión de la Jucopo, el
diputado Mier invitó a fumar la pipa de la paz, al diputado Creel, por lo que decidió
invitarlo con el propósito, “de garantizar la cohesión y la institucionalidad
de los órganos de gobierno de la Cámara de Diputados”.
Por su lado, el güero Creel, dijo
aceptar la junta con Adán Augusto López, para hablar sobre seguridad pública,
aunque luego imitó a la Chimoltrufia: “creo tener una solución al problema, a
lo mejor me equivoco, a lo mejor no, a lo mejor tiene méritos, a lo mejor
no…”.
Estamos pues ante un evidente caso
de la locución popular “Andar en dimes y diretes”. Sobre esta frase coloquial,
nos dicen los investigadores del Diccionario Histórico de la Lengua Española, que
se inició cuando se encaraban al monarca en España, sus gobernados, hace cientos
de años: «Que no hable ninguno con su Rey papo á papo -cara a cara-, ni ande
con él á dime y dirte há (direte).» Al respecto, explica la Real Academia
Hispana, que la locución “hace referencia a comentarios y habladurías o a
intercambio de opiniones, réplicas y contrarréplicas, normalmente sin acritud”.
El diccionario nos da ejemplos para
entender mejor la frase: “Entre tantos dimes y diretes aun no llegamos a un
acuerdo”. Y si en las sesiones hay barullo, se dice: “La junta se realizó entre
muchos dimes y diretes”.
Lo cierto es que esta frase hecha,
tiene siglos y proviene de las palabras “dime y te diré”, habiéndose
transformado ésta en “direte”. Es tan popular, que un conjunto musical moderno,
(los Inquietos del Norte) grabó una canción con ese nombre, y en una parte,
entonan: “Ni todo es bueno, ni malo/depende quien va a juzgarlo/…Entre chismes
y alcahuetes/desperdiciamos la vida/por querer tener la razón/no tienen
sentimientos, ni tienen corazón.
Y eso es cabalmente lo que hacen
nuestros políticos: hablan y hablan, para finalmente demostrar que, como
siempre “andan en dimes y diretes”, en muchos temas. Con ello acreditan generalmente,
que no tienen memoria, ni sabiduría, ni palabra, y mucho menos, corazón.
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