Salvador Mateo
En
estos días, los medios informativos están dando a conocer que acelera la
inflación de los Estados Unidos a su mayor ritmo en 40 años. La primera
economía del mundo atraviesa una situación compleja. La inflación no baja del
9.1 por ciento y sigue comiéndose el poder adquisitivo de las familias
estadounidenses. Esta situación, ha llevado los índices de precios a máximos no
vistos desde cuatro hace décadas.
El
presidente norteamericano, Joe Biden, rechazó las afirmaciones de que el país
está en recesión, luego de que se diera a conocer la contracción económica por
segundo trimestre consecutivo. La discusión sobre si Estados Unidos está o no
en una recesión es un tema que genera un acalorado debate. El país ha aprendido
de esa experiencia, agregó, lo que aumenta las esperanzas de que ocurra una
recesión más leve.
No
obstante, los economistas coinciden en que la mayor economía del mundo está en
medio de una tormenta. Entra en recesión técnica y esto es peligroso porque
puede afectar a América Latina. Muchos otros países tienen problemas más serios
y es muy probable que se vean afectados y que eso pueda derramarse sobre
nosotros. En la medida que la economía de EU. se debilita, los efectos están
alcanzando a socios comerciales como China, México, Canadá y la Unión Europea,
por el alto nivel de intercambio comercial.
Obviamente,
nos debe interesar mucho más el caso de nuestro país. Está documentado que la
crisis global afecta a México más que a cualquier otro país latinoamericano
debido a su extrema dependencia de Estados Unidos. Las inversiones y las
exportaciones disminuyen, lo que golpea a los estados del norte, y las remesas
bajan, lo que afecta a los sectores más pobres del resto del país. La crisis
afecta particularmente al sector exportador, ya que 85 por ciento de las
exportaciones mexicanas se dirige a EU y al sector productivo. La gravedad de
la situación se refleja en la desocupación y desempleo.
Para
enfrentar crisis anteriores, la reacción del gobierno mexicano ha sido
vacilante: aunque se han anunciado varios planes, muchos de ellos, como el de
infraestructura, pudieron ejecutarse solo parcialmente, debido a problemas
burocráticos y de implementación. Pero más allá de esto, México arrastra graves
problemas estructurales, como una baja carga tributaria y una excesiva
dependencia de los ingresos petroleros, que no se han enfrentado para alcanzar
un desarrollo de largo plazo.
Ninguno
de los gobiernos anteriores ha sido capaz de sustituir los ingresos del
petróleo y los empleos de la maquila tradicional basada en mano de obra barata
y a rediseñar los empleos para bien del futuro de México, a pesar de que los
expertos han señalado de que una parte medular de la estrategia contra cíclica
debería ir orientada a un esfuerzo sin precedente a desarrollar las capacidades
de nuestra población joven. A reinventar nuestro sistema educativo, la
permanente capacitación para la adaptación del trabajador a nuevas tecnologías
y condiciones de mercado laboral.
Lo
peor es que ahora con la 4T, México es más vulnerable ante la recesión de EU.
Todos sabemos que el mayor problema consiste en que la destrucción acelerada
del país a manos del presidente de la República y su partido han generado
resultados catastróficos y mayor sufrimiento para el grueso de los mexicanos.
Por mencionar algunos: la política de “abrazos, no balazos” ha empoderado a los
delincuentes y, de manera escalonada, elevado la violencia.
De
acuerdo con las propias cifras del gobierno federal, a casi cuatro años del
sexenio de Andrés Manuel López Obrador los homicidios integran una cifra
superior a los 124 mil 478 de todo el sexenio de Enrique Peña Nieto y la de los
121 mil 683 en el de Felipe Calderón y como no se combate de manera más eficaz
la violencia delictiva, es natural que haya repercusiones en la economía y que
una elevación de su actual punto crítico se incremente. En buena parte porque
la inseguridad ahuyenta las inversiones. Debido a esta situación, los índices
de inversión se incrementan en los países donde los capitales se sienten
seguros y se inhiben o se reducen en los países donde hay mayor violencia.
Por
otra parte. El Banco Mundial, ante el riesgo de una recesión mundial en 2023,
destaca la necesidad de aplicar políticas para frenar la inflación sin agravar
el riesgo de recesión. Las políticas públicas deberían apuntar a generar
inversiones adicionales y mejorar la productividad y la asignación de capital,
que son fundamentales para el crecimiento y la reducción de la pobreza.
Sin
embargo, gran parte del gasto público del PEF 2023, se irá fundamentalmente a
los programas sociales del presidente y a las obras inútiles que ya están
inauguradas, pero que no sirven, y aún siguen destrozando las selvas del sureste,
como es el caso del Tren Maya, por lo que quedan muy pocos recursos para la
gente que más lo necesita, pues nada hay para la infraestructura urbana básica;
nuevamente se castiga a la salud, al campo, a la cultura y al deporte.
Por
ello es fundamental que el pueblo de México comprenda por qué están sucediendo
las cosas para que se organice y luche no solo contra el proyecto de la 4T y de
Morena, sino por instaurar un modelo económico superior, que impulse medidas
eficaces para romper nuestra dependencia y sometimiento a los intereses y
vaivenes del gran capital transnacional, encaminándonos de esta manera a entrar
con paso firme en un mundo nuevo, más libre y respetuoso de nuestro derecho a
la prosperidad y al bienestar de todos.
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