Eduardo
Campos Flores
Todos
sabemos que el presidente Andrés Manuel López Obrador presume en sus
conferencias mañaneras y en sus presentaciones que su gobierno no ha aumentado
la deuda pública del país, sin embargo después de que se presentara el Paquete
Económico 2023 ante la Cámara de Diputados, el Secretario de Hacienda, Rogelio
Ramírez reconoció que la deuda de México durante el gobierno de AMLO creció 7%,
lo que contradice la promesa presidencial de que no se contrataría más deuda
durante el sexenio.
Las
cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dadas a conocer
por la prensa demuestran todo lo contrario de lo que afirma el presidente: sí
se incrementó la deuda pública durante los años que lleva el actual gobierno
federal, y de hecho alcanzó niveles históricos. De acuerdo con los datos de la
dependencia, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector
Público en diciembre de 2018, cuando López Obrador tomó posesión como
presidente, era de 10 billones 551 mil 718 millones de pesos. Mientras que, en
junio de 2022, el saldo era 13 billones 246 mil 123 millones de pesos, es
decir. 2.6 billones más que en el inicio de su mandato.
La
cifra más actualizada es de julio de 2022 y asciende a 13 billones 376 mil 85
millones de pesos, según la SHCP. Si se compara con julio de 2021, esta aumentó
un 7.07%. Y si se comparara con julio de 2018, o sea, en cuatro años, la deuda
ha aumentado un 33%, es decir, 3.3 billones de pesos más. De acuerdo con las
proyecciones del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria CIEP, la
deuda per cápita pasará de 120,059 pesos en el presente año a 128,155 pesos en
2028.
Bajo
este contexto la CIEP estima, quienes vean la primera luz en esta tierra dentro
de seis años, serán “bienvenidos” con una deuda de más de 128 mil pesos, sin
que hayan hecho absolutamente nada para asumirla, solo con el simple hecho de
nacer en este país ya tendrán ese endeudamiento.
Pero el
verdadero problema no es el hecho de que la deuda haya alcanzado niveles
históricos en el Gobierno de AMLO, ni porque las cifras de la SHCP contradigan
el discurso presidencial. Economistas señalan que la deuda pública no es algo
necesariamente malo, como lo sugiere el presidente, además de que los gobiernos
no deberían intentar reducirla o limitarla en medio de una crisis como la
causada por la pandemia de COVID-19 y que dejó sin importarle al gobierno miles
y miles de fallecidos por falta de atención médica y medicamentos o el cierre
de miles de pequeñas y medianas empresas por los nulos incentivos económicos, que
trajo como consecuencia la pérdida de fuentes de empleo.
Académicos
de la Universidad Nacional Autónoma de México señalan, si bien en México la
deuda alcanzó máximos históricos, no se puede tomar como un indicador bueno o
malo, sino que se debe evaluar para qué se usó la deuda y si se puede pagar
después. Es decir, lo más importante el uso que se les dio a dichos recursos
financieros y de la capacidad de su pago en tiempo y forma.
En el
México actual, con pobreza, carencias y desigualdades agudas no es correcto
usar recursos adicionales para entregárselos a los acreedores para reducir la
deuda. Analistas en la materia plantean que el gobierno debe gastar más para
impulsar la actividad económica, para impulsar el ingreso nacional de las
empresas e individuos para poder recaudar más. Afirman, “El crecimiento de la
deuda en el país no es porque el gobierno esté gastando mucho, sino porque al
gastar poco frena la actividad económica, y por lo tanto el gobierno termina
recaudando menos, porque la recaudación depende del ingreso de los individuos”.
Por eso
un gobierno responsable de cualquier parte del mundo tiene que ocuparse
seriamente del crecimiento suficiente y sostenido de su economía; y esto
incluye a las empresas y a las inversiones. Pero, en México, hace tiempo que
venimos arrastrando un crecimiento bajo. Hoy, a causa del mal manejo económico
de López Obrador, en 2019 decrecimos -0.1%, y en 2020, ayudado por la pandemia,
logró hundir el PIB hasta un -8.4%. Crece enormemente el gasto por los programas
sociales e incrementa el despilfarro de recursos para: el mantenimiento de un
aeropuerto que no tiene vuelos, en la terminación de una refinería que fue
inaugurada pero no produce ni un litro de gasolina, en la construcción del Tren
Maya que solo está destruyendo la selva del sureste mexicano, mientras la
recaudación se encoge por el decrecimiento de la economía.
Está
claro que si hubiera crecimiento económico, la deuda pública se pagaba sola,
pero AMLO, considera el “cero” endeudamiento como su logro económico más grande
y pide aplausos y votos por gastarse el dinero “ayudando a los pobres” mientras
reduce a cero la inversión pública. No alcanza a entender que se debe ayudar a
los pobres, sí, pero en la medida en que lo permita la inversión pública en las
áreas que la necesitan. Que se debe crear empleos y de ser posible bien
remunerados, solo así se podrá combatir la pobreza verdadera mente. No
manipulando y engañando al pueblo.
Por
todo es urgente no solo quitar a López Obrador del poder, sino terminar con su
errada y dañina política económica y sustituirla por un proyecto económico
superior, que solo puede ser impulsado por un pueblo organizado y educado.
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