Fernando
G. Castolo
A
propósito de las abras que, recientemente, se han vuelto a manifestar en el
valle zapotlense, dentro de la mancha urbana de Ciudad Guzmán, accidentalmente
(porque buscaba otra información) leímos en un medio periodístico local de
finales del siglo XIX, que las mismas las tienen detectadas desde 1838 en que,
durante copiosas lluvias en el mes de febrero, se manifestaron, estropeando el
paso de la peonada que transita rumbo a los sembradíos en el llano bajo.
Luego, la misma publicación hace referencia a
la nueva manifestación de esta abra durante las copiosas lluvias que se
suscitaron en el mes de octubre de 1890 en que, por cierto, el recorrido de
alegorías se verificó hasta el último día del mes, tiempo durante el cual los
fuereños, con su presencia, prolongaron las solemnidades josefinas; entonces se
vaciaron todos los corrales de Zapotlán dado que había que alimentar a un buen
número de población flotante que esperaba ansiosa el tradicional Rosario.
En
aquellos ayeres, claro que la abra no afectaba a la población, dado que la
misma estaba fuera de la zona urbana. El Santuario era la orilla del pueblo.
Simpáticamente se refieren en la nota que la abra sirvió para desahogar el agua
que tenía anegada a la ciudad.
Para
el temblor de 1911, en el mes de junio en que daba principio el temporal de
lluvias, de nueva cuenta la abra se manifestó, aunque de forma moderada, dado
que se menciona como algo secundario. Finalmente, en el temblor de septiembre
de 1985, también con presencia de fuertes precipitaciones pluviales, la abra se
volvió a evidenciar. En su torno las casas quedaron fuertemente fracturadas.
Quizá
algún vival, en algún tiempo, a sabiendas de la presencia de esta abra, ofreció
en venta predios que resultaron inapropiados, acabando así con importantes
patrimonios particulares. Entonces, lo que se concluye es que la abra no es una
fractura de la tierra novedosa en Zapotlán, y que la misma siempre se ha
manifestado con más ahínco en ambientes muy húmedos del suelo como consecuencia
de las precipitaciones pluviales. Habrá qué cotejar ello con los actuales
especialistas, científicos y académicos, quienes tienen a la mano más
herramientas para ofrecer luces fidedignas sobre este fenómeno natural que
tiene en zozobra a una gran porción de los habitantes de esta ciudad.
*Historiador
e investigador.
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