Fernando
G. Castolo*
En 1922
Ciudad Guzmán contaba con 20,102 habitantes, y en sus suelos se producía a gran
escala la caña de azúcar y el maíz. Era Presidente Municipal el profesor Pablo
Rodríguez, quien también se desempeñaba como director de la recientemente
inaugurada Escuela Normal Regional.
Otras
instituciones educativas en la localidad eran: el Colegio San Francisco (para
niñas), la Escuela Comercial, las Escuelas Superiores (para niños y para
niñas), las Escuelas Elementales (igualmente para niños y para niñas), la Escuela
Nocturna para Obreros, la Escuela Anexa al Seminario y una Academia de Música
(dirigida por la profesora Mercedes Acosta).
El
párroco de la ciudad era el regiomontano don Toribio de la Garza Cantú, quien
se acompañaba por otros notables sacerdotes como Antonio Ochoa Mendoza,
Salvador Castellanos Mendoza, Ignacio Macías Campos y Enrique Gómez Villalobos
(este último encargado de las obras constructivas del templo de San Antonio de
Padua).
Existían
dos locales para los espectáculos teatrales y de proyecciones cinematográficas:
el Teatro Moderno, propiedad de don Emiliano González Puga (ubicado sobre la
hoy calle Primero de Mayo); y el Teatro Velasco, propiedad del abogado
Anastasio Chávez Gutiérrez (sobre la hoy calle Refugio Barragán de Toscano).
Los
prestigiados abarroteros eran don Salvador Guzmán, don Felipe Arreola, don
Aureliano de la Mora, los señores David, José y Salvador Ochoa Pinto, don
Carlos Ríos y don Florentino Toscano. Entre los abogados sobresalían don Mauro
Velasco Álzaga, don Jesús Próspero Jiménez Ulloa y don Ignacio Tiznado y Lamas.
Estanislao Toledo tenía una fábrica de hielo y otra de aguas gaseosas. En el
rubro de la producción y venta de azúcar con fuerte presencia comercial en la
región estaban: los hermanos Vergara (con sus haciendas de San Francisco y El
Refugio), los hermanos Villanueva (con su hacienda de La Higuera) y doña
Carlota Gómez viuda de Vizcaíno (con su hacienda de El Rincón). El único banco
en la población era el que administraba Mendoza y Cía. (de Roberto y Manuel
Mendoza, y Guillermo Ochoa Mendoza). En la sección de los médicos y algunas
farmacias se mencionan a: Ángel González Ramírez, Crescencio Castillo Silva,
Salvador Hernández Rivera e Ignacio González Montes.
Don Benigno Vázquez era el propietario de la
única cerillera; así como don José Chávez Vázquez era el propietario de la
única chocolatera. Hace cien años todavía se hablaba de hacendados o
propietarios de importantes ranchos, destacando: Patricio Castillo Silva, los
hermanos Ignacio y Alberto Enríquez Castañeda, Domingo Hinojosa González,
Marcelina Preciado viuda de López, José Jiménez Gómez (Huescalapa), Manzano y
Cía. (El Jazmín), los hermanos Albino y Salvador Mendoza Ochoa, Rosa Ochoa
viuda de Mendoza, los hermanos Carlos y Juan Palomar Calvillo, Zenaida Chávez
viuda de Vázquez, José María Sánchez-Aldana, y Alfredo Medina.
Había tres hoteles: el Hotel América,
propiedad de Rafael Agraz (sobre Ramón Corona), el Hotel Anguiano de Gabriel
Anguiano (hoy Zapotlán), y el Hotel Morelos (sobre Refugio Barragán de
Toscano). El propietario de la imprenta y de una importante papelería era don
Salvador Fuentes Trujillo.
Las
fábricas de jabones, que tanta fama le dieron a la ciudad, estaban en manos de
los hermanos Celso, José Dolores, Librado y Benigno Vergara Silva. Existían
también los expendios de venta de ropa donde sobresalía Clemente Dunand (Las
Fábricas de Francia) y Antonio Guízar Torres (Al Puerto de Veracruz).
Finalmente,
también se acota la presencia de varios medios periodísticos (sinónimo de una
sociedad culta que se interesaba en estar enterada de los principales
acontecimientos de la ciudad y la región): "El Centinela" de Luis
Castillo, "El Imparcial" de Ricardo Villalvazo, y "El
Orden" de Edmundo Vázquez González.
*Historiador
e investigador.
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